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La Entrega de Guadalcacín y Humildad de Barbadillo preludian el Domingo de Ramos

La ilusión y la incertidumbre meteorológica de todo cuanto está por llegar marcan la tarde del Sábado de Pasión

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La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

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La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

La Entrega de Guadalcacín, camino del centro de Jerez.

Humildad de Barbadillo.

Humildad de Barbadillo.

Humildad de Barbadillo.

La historia de la Semana Santa de Jerez de 2024 empezó a escribirse este mediodía en las calles de Guadalcacín, con la siempre esperada salida de la Hermandad de la Entrega, que recorre casi 14 kilómetros para llegar y volver de nuevo a su templo desde el centro de la ciudad.

La cofradía inició su largo itinerario bajo el gris plomizo de una primavera que no ha mostrado aún su cara más amable, pero al menos las predicciones meteorológicas no ponían en riesgo la culminación de una gesta consumada por tercer año consecutivo.

A esa hora si acaso se temía al viento, que tampoco terminó de aparecer a lo largo de este Sábado de Pasión.

Sin embargo, en los corrillos apenas se hablaba de otra cosa que de las adversas predicciones meteorológicas que, de cumplirse, condenarían por entero la Semana Santa.

De modo que esa ilusión propia del estreno estuvo siempre entremezclada con la inquietud y el temor por lo que pudiera empezar a acontecer apenas unas horas después de que el Señor de la Entrega se hiciera de nuevo presente en el centro de Jerez.

La cofradía tardó poco más de una hora en abandonar esa zona de confort que le proporcionan siempre las calles de Guadalcacín, iniciando entonces esa curiosa travesía por la carretera que conecta a la pedanía con la barriada de San José Obrero, periferia de una trama urbana que la fue recibiendo por grandes avenidas hasta que ya sobre las cuatro y media de la tarde se la empezaba a ver por la calle Santo Domingo camino del centro.

La Banda de Cornetas y Tambores Fe y Consuelo de Martos fue relevada en ese tramo por la del Rosario de Cádiz, que es una de esas formaciones musicales que atrae al público más joven. Tomás Sampalo volvió a comandar una amplia cuadrilla de costaleros en la que faltaba su hijo Pablo, recordado sin embargo a cada momento, presente siempre en los corazones de la gente que arropó a la cofradía durante todo su recorrido.

La hermandad se hizo presente en la iglesia de San Marcos sobre las siete y cuarto de la tarde, ya rodeada de una verdadera multitud que no se separaría de su paso de misterio hasta que no empezó a filar el camino de regreso a Guadalcacín, ya vencida con creces la claridad de esta jornada de vísperas.

No hay más nazarenos que procesionen en el Sábado de Pasión jerezano, del que han ido saliendo progresivamente las cofradías de reciente incorporación a la Carrera Oficial.

Pero eso no significa que la Hermandad de la Entrega sea el único referente de esta antesala del Domingo de Ramos, que tiene también un punto de interés en la barriada de Barbadillo, otra periferia que está viendo crecer la devoción al Señor de la Humildad.

Sobre las cuatro y media de la tarde inició su recorrido por las calles de la feligresía, haciéndose a las mismas desde la sede provisional de la parroquia del Rocío.

Junto al Señor de la Humildad ha procesionado este año un centurión romano que al igual que el Cristo fue tallado en su día por el escultor Manuel Martín Nieto.

El único paso de esta agrupación parroquial ha sido ampliado precisamente con vistas a la incorporación del futuro grupo escultórico, estrenando faldones.

En el interior de ese templo provisional quedó la Virgen del Rocío en sus Misterios Dolorosos, una imagen de Borja Peña que se bendijo el pasado mes de noviembre. José Francisco López Hermosín comandó a la cuadrilla de costaleros, estando el paso acompañado por la Agrupación Musical de la Clemencia.

La parroquia de las Viñas acogió por segundo año consecutivo la estación de penitencia de esta joven corporación.

Se acaban las vísperas y a partir de ahora toca seguir escribiendo la historia de la Semana Santa de 2024, que parte con la previsión meteorológica más adversa que se recuerda.

La Aemet no salva de la lluvia a ningún día y avanza además una sensible bajada de las temperaturas y fuertes vientos de poniente.

Habrá que ver si se cumplen o no esas predicciones y cómo van respondiendo a ellas las cofradías según vayan pasando las horas. Hay ilusión, pero mucha más incertidumbre. 

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