Bajo el título ‘Una vida’ dedicada a su padre, la artista jerezana Cristina López inaugura una exposición en el restaurante El cuartel del mar, en Sancti Petri. Una muestra consistente en unas quince obras de “atardeceres en playa y campo” y que “surgen en mi mente”, explica López. “La mayoría de los atardeceres son de playa creados por mi imaginación. Algunos son de campo y dos o tres son pintadas al natural o a raíz de fotografías. Pero la gran mayoría son de mi imaginación”. Quince cuadros que son “pinturas al óleo o acrílicas” para una artista que tiene “un tipo de pintura impresionista”.
El nombre de la muestra llega porque “está dedicada a mi padre, que falleció hace poco. Estuvo enfermo el año pasado y surgió la oportunidad de hacer esta exposición. Yo seguía pintando para ella y decidí ponerle ese nombre”. Esta exposición se puede visitar todos los días desde las 14.00 hasta la hora de cierre del restaurante, fines de semana inclusive, durante todo el mes de abril.
La oportunidad de mostrar su trabajo en este espacio nace porque “sabía que se hacían exposiciones y llevaba algunos años que no expongo individualmente porque no ha surgido. Fui a ver la de un amigo y me encantó, me presentó a Antonio Vela, que es el encargado del espacio expositivo y se lo comenté. Es difícil exponer en él y selecciona mucho a los artistas. Se lo comenté y le envié mi dossier y mi curriculo, lo vieron y me dio fecha para abril y acepté”.
A sus espaldas tiene varias exposiciones. Además, “tengo una obra en Museo Florencio de la Fuente, en Cuenca. También en la colección privada de la reina Doña Sofía, en el palacio de la Zarzuela. Igualmente tengo obras en la colección de la Unidad de Caballería de Madrid, así como en bodegas o ayuntamientos”. También tiene algunos premios. Aunqe de las cosas se más orgullosa se siente es de aparecer en un libro de texto: “Cuando era pequeña y estudiaba en el colegio veía en los libros a los pintores y siempre pensaba que me encantaría que me estudiasen en algún libro como yo a ellos. Hace unos tres años contactó conmigo una editorial francesa y me propuso sacar una obra mía para todos los institutos franceses. Era un libro de lengua española e iban a sacar una obra mía para estudiarla, de un tema de Cádiz. Querían estudiar Cádiz con una obra de arte. Se editó, pone mi nombre y sale mi cuadro en dos páginas y al lado sale un cuadro de Picasso. Se había cumplido mi sueño”, cuenta.
Ahora, trabaja en la apertura de su nueva galería en la Avenida Caballero Bonald. “Ya por dentro está prácticamente terminada con todos los cuadros colgados. Me falta arreglar la fachada. Me gustaría que estuviera en mayo o junio y que tuviera una importante inauguración. Es un sitio pequeño, pero muy bonito”, explica Cristina López, que espera que su galería sea “un punto de encuentro. Que venga, por qué no, algún poeta. La galería es una inversión y no es fácil tener un negocio. Me gustaría que todos los jerezanos a los que les guste el arte pudiesen adquirir una obra algún día. Tengo un montón de obras colgadas”.
En este nuevo espacio se podrá encontrar “obra mía de varios años. No es tan reciente. Tengo más antiguas que recientes porque la reciente es la que todo el mundo va buscando. Porque ahora lo que la gente busca es lo nuevo. Las más antiguas cuestan un poco más que salgan. Tampoco la puedes exponer. Para las nuevas puedes buscar cualquier espacio. La que tiene un tiempo no la puedes exponer ni presentar a un concurso”.
Y además de todo esto, López se encuentra trabajando “en varias exposiciones” de las que “no puedo contar mucho por ahora”. La semana que viene “participo en otra exposición en los Claustros con otros artistas. Hay otros proyectos en el aire. Tengo cosas en la mente. Seguiré pintando y creando obras para otras exposiciones o para pedir salas en otros lugares. No me gusta exponer en cualquier sitio. Me gustan palacios o salas interesantes. Aunque es verdad que hay épocas en la que hay muchas exposiciones y te bloqueas”.
Una pintora espiritual y autodidacta
Cristina López se define a sí misma como una artista “muy espiritual. He aprendido mucha técnica, pero pinto por intuición. Es lo principal. Continuamente pinto cosas de mi cabeza, que me salen mucho mejor que si copio del natural. El natural me aburre un poco. Siempre busco algo que salga dentro de mí”. Trabaja en varios registros, pero en donde se siente más cómoda es “en los atardeceres creados por mí. Salen dentro de mí y me puedo expresar mejor y no tengo límite. En un retrato estás más encorsetado. No te puedes salir. De lo otro puedo dar la pincelada que quiera. Incluso pongo hasta verdes en los cielos y quedan los cuadros en armonía”. Pinta “desde pequeña”. Primero tuvo “una fase autodidacta y luego ya empecé con pintores. El principal es Fermín Villaescusa. Estuve varios años con el y luego hice cursos con otros pintores, como Antonio López o Carmen Mancilla”.
