Después del partido con el Ayamonte en Chapín,
Isma Gil quiso dar la cara y atender a los medios de comunicación en sala de prensa en una jornada algo complicada tras el revés de aquel empate. Fuera de micros y una vez finalizada la comparecencia, dijo que
cuando el equipo ascendiera también le tocaría a él hablar. Y lo prometido es deuda.
Explicaba el guardameta que “
había que dar la cara en los momentos malos, para eso estamos. Hay mucha gente detrás que no son caras visibles. Sin ellos, directiva, cuerpo técnico, psicólogos, nutricionistas, gente que nos ayuda día a día, no sería posible. Nosotros somos la cara visible, pero
esto es muy grande”.
Se ha conseguido un objetivo muy complicado y contaba el madrileño que “
sabíamos que veníamos a un club con muchísima exigencia y que esto iba a ser muy largo. Los que somos más mayores siempre
pedíamos cautela, pero virtualmente se ha conseguido.
Es algo que es real, hablando en plata. Estoy muy feliz. Yo vine aquí a ascender al equipo y lo hemos conseguido”.
En lo primero que pensó tras conseguir este ascenso fue “
en mi familia, que son los que lo sufren. Mi pareja y mi niño, que son los que están conmigo en el día a día y me aguantan en los momentos malos. Mi padre y mi madre, que me acompañan desde que era pequeño a todos los sitios. Y a mi hermana, que está en Madrid, y toda mu familia política. Sin ellos no soy nadie y
me han enseñado los valores que tengo”.
El equipo llegaba en una mala racha y ya no se podía fallar más. Contra el Gerena había que cambiar la dinámica y ganar. El equipo hizo los deberes y el fruto es que el próximo año jugará en Segunda Federación. En este sentido, el portero se unía “a la charla del míster. No sé cuántos partidos van, pero
la racha mala eran 61 puntos en 31 partidos. Esa era la mala racha y al final
confiaba mucho en esta gente. Hay un grupo increíble. Y Jerez se lo merece”.