El V Informe de la Desigualdad de Andalucía, que analiza las ocho capitales y Jerez, Algeciras, Dos Hermanadas y Marbella, con más de 100.000 habitantes, concluye que Cádiz no muestra ejemplos de desequilibrios extremos en el municipio, como otras localidades de mayor tamaño como Sevilla o Málaga, que “hayan dado lugar a guetos sociales”.
El capítulo firmado por Ibán Díaz Parra, de la Universidad de Sevilla, indica que “los patrones de diferenciación socioespacial de la ciudad están bien establecidos”, dado que “el sector suroeste contiene los barrios más populares y de consolidación más tardía, caso de La Viña; y el sector noreste, hacia la Bahía, acoge el puerto, hacia el que miran los principales edificios de representación del poder y desde donde se desarrollan los principales ejes comerciales y ensanches interiores de la ciudad”.
En este sentido, recuerda que, durante el siglo XX, la “ciudad balneario se desarrolla a lo largo de la playa de la Victoria, entre esta y la actual Avenida de Andalucía, que se va consolidando como sector de barrios privilegiados” y, “al otro lado del ferrocarril, el sector que da a la Bahía, acoge los suelos industriales y los barrios populares”, donde durante de la década de 1960, se desarrollan las grandes operaciones de bloques de pisos en planta poligonal, destinadas a la clase trabajadora, con construcciones de mala calidad, desordenadas y de reducidas dimensiones en el Cerro del Moro, Trille o Santa Teresa y, por el contrario, construcciones mejor dotadas e integradas en la urbe como San Severiano o el grupo España.
El impulso de un plan de rehabilitación concertada pionero desde la década de los 90 ante la degradación del caserío del casco histórico; el soterramiento del ferrocarril, que facilita la comunicación de los sectores nobles y populares de la zona extramuros; y “la construcción del Puente de la Constitución de 1812 y el redesarrollo residencial de su entorno da lugar a un nuevo foco de centralidad en el sector extramuros que da la Bahía y que se había caracterizado en el siglo XX por su carácter humilde, dotan de cierto reequilibrio al interior de la ciudad”.
Pero, apunta Díaz Parra, “el mapa de la distribución de la renta muestra cómo los patrones de segregación socioespacial históricos de la ciudad siguen siendo reconocibles: Intramuros, las rentas bajas se concentran al sur y oeste y las altas mirando al puerto; Extramuros, el sector privilegiado se extiende a lo largo de toda la playa de la Victoria y los barrios de menor renta hacia la Bahía”.
En cualquier caso, destaca “la ausencia de barrios muy privilegiados en cuanto a ingresos en el recinto histórico, con la excepción del ensanche burgués de San Carlos, así como la aparición de sectores relativamente privilegiados en la Bahía, especialmente donde desemboca el nuevo puente de la ciudad”, y “la ausencia de barrios especialmente desfavorecidos en cuanto a ingresos, con menos de 20.000 euros por hogar”.
Con todo, Cádiz se encuentra entre las ciudades con mayor nivel de renta de Andalucía, junto con las otras capitales de provincia y grandes ciudades, todas con una renta media por hogar superior a los 30.000 euros anuales.
El autor del informe señala como principales debilidades que “la mayor parte de la ciudad cuenta con niveles de formación relativamente bajos y tasas de desempleo muy elevadas: casi todo el centro histórico y gran parte del ensanche obrero arroja tasas de desempleo por encima del 30%”.
Y, por último, alerta de la aceleración del envejecimiento y la pérdida de población “motivada por la fuerte especulación con el suelo”. No en vano, añade, “en los últimos 20 años Cádiz ha perdido 23.000 habitantes, 10.000 de ellos vecinos de su centro histórico, con lo que ha pasado a ser la tercera ciudad en habitantes de la provincia que lleva su nombre, por detrás de Jerez y Algeciras”.