"Se acabó", pareció decir el esloveno Tadej Pogacar mientras entraba en solitario en la cima de La Couillole señalando con una mano su quinta victoria en este Tour, que deja la carrera vista para sentencia a falta de la contrarreloj que este domingo en Niza pondrá colofón a la 111 edición de la "grande boucle".
De nuevo como quiso y cuando quiso. Otra exhibición de poderío de Pogacar firmando en solitario su "manita" y su triunfo número 16 en el Tour. El virtual campeón de 2024 se impuso en la vigésima etapa, disputada entre Niza y La Couillole, de 132,8 km, con un tiempo de 4h.04.22, a una media de 32,6 km/h.
Batió en un interesante duelo con Jonas Vingegaard con una arrancada fulgurante a 300 metros de le meta que no pudo contestar el danés después de tratar de plantarle cara a su gran rival. El nórdico cedió 7 segundos, mientras que el ecuatoriano Richard Carapaz, ya rey de la montaña, llegaba a 23 segundos.
Un rosario de corredores fue llegando a la cima de La Couillole. La pelea entre Pogacar y Vingegaard dejó rastro. Remco Evenepoel cruzó la línea a 55 segundos, Enric Mas, el más combativo del día, a 1.08, Joao Almeida a 1.30 y Mikel Landa a 1.43. No estuvo entre los mejores Carlos Rodríguez, quien perdió 3.26 y la sexta plaza de la general en favor del británico Adam Yates, por un solo segundo.
Estaba sentenciado el Tour, pero Pogacar dio otra vuelta de tuerca, en modo "canibal", insaciable, dispuesto a abrirse camino en la historia a cañonazos. Afrontará la crono final sin presión alguna, pero si le entra una de sus ocurrencias, buscará su sexta victoria. Tiene a Vingegaard a 5.14, a Evenepoel a 8.04, a Almeida a 16.45 y a Mikel Landa a 17.25.
"No eran los planes que teníamos, pero aproveché el trabajo del Soudal. No imaginé ganar cinco etapas, es algo excepcional. ¿Ahora una sexta?. Con ganar el maillot amarillo es suficiente, pero si la afición me anima no sé qué puede pasar mañana en la crono", dijo Pogacar.
Enric Mas, Soler y Carapaz en la escapada
Entre el mar y la montaña, Niza, capital de los Alpes Marítimos, se puso guapa para asumir durante dos días el protagonismo del Tour, sustituyendo por primera vez en la historia a París como meta final, ya que la capital francesa anda ultimando el comienzo de los Juegos Olímpicos. Con la playa atestada de turistas ligando bronce, el pelotón partió para afrontar la etapa de los puertos circundantes.
Una etapa que hubiera sido incendiaria si la general y los puestos del podio no estuvieran finiquitados desde hace días. Un desafío de montaña con cuatro puertos y un desnivel de 4.600 metros. Muchos tenían que justificar su presencia en el Tour y era su última oportunidad.
Los ataques empezaron pronto. Subiendo el primer puerto, el Col de Braus (2a, 10 km al 6,6%), se destacaron Enric Mas, inédito en el Tour, Kelderman Armirail. El español coronó en cabeza, soñando en lograr una victoria que le permita llegar a la Vuelta con la moral al alza. En la cima el grupo de Pogacar y los chicos del podio cruzaron a 55 segundos.
Calma chicha entre los hombres de la general, poco interés en alterar un orden que complacía a todos. Por delante se juntaron varias unidades en el ascenso al Col de Turini (1a, 20,7 km al 5,7%), famoso por el Rally de Monte Carlo.
Entre otros Marc Soler, y Richard Carapaz. El campeón olímpico, incansable, sumó en el alto los puntos para mantener el uniforme de mejor escalador. Solo le quedaban dos para proclamarse rey de la montaña del Tour 2024. Los hombres de Evenepoel, del Soudal Quick-Step, comenzó a rodar en cabeza para estabilizar la fuga en menos de 4 minutos. El objetivo, que Landa atacara en el último puerto por la etapa, pero el UAE pensaba lo mismo, para el propio Pogacar, Yates ó Almeida.
Carapaz asegura el maillot de la montaña en La Colmiane
Momento histórico en el Col de la Colmiane (1a 7,5 km al 7,1). Richard Carapaz amplió la historia de Ecuador en el Tour de Francia. Ya fue el primer maillot amarillo de su país en Turin, pionero como ganador de etapa en Superdévoluy y en esta cima matemáticamente rey de la montaña 2024. En la Vuelta, el campeón olímpico y ganador del Giro 2019, fue el mejor escalador en 2022.
Diez hombres al comando desafiando al pelotón principal, donde se marcaban los equipos de Evenepoel y Pogacar. Intenciones de premiar a sus actores secundarios, fieles obreros al servicios de sus jefes de filas. A 25 de meta, y con La Couillole (1a, 15,7 km al 7,1%) como último escollo, la renta para la avanzadilla era de 3.12.
Vingegaard lo intenta y Pogacar pega el manotazo definitivo
La subida final tuvo dos duelos interesantes. Por un lado la batalla a palo limpio entre Enric Mas y Carapaz. Los dos se fueron por delante lejos de meta, con los favoritos a más de 2 minutos. Y entre la alta jerarquía el Soudal tensaba para preparar un posible ataque de Evenepoel.
Carapaz trató de soltar a Mas en varias ocasiones, el balear al ecuatoriano en otras, pero esa pelea no iría a ninguna parte porque Pogacar y Vingegaard ya habían tomado las riendas en el grupo de ilustres. Ambos atraparon a los fugados durante todo el día a 2,6 km de meta.
Vingegaard se mostró ambicioso, nadie se lo puede negar al nórdico, doble ganador del Tour, y encerrado en un hospital hace tres meses por la caída en la Itzulia. El nórdico llevó el ritmo de la subida con el líder a rebufo. Pogacar era el león que estaba esperando hincar el diente a la gacela.
Espero el general del Tour hasta el final. A 300 metros de la línea salió materialmente disparado. Ganó un puñado de segundos y se presentó en meta abriendo primero los brazos. "Se acabó el Tour, señores, aquí está el campeón", pareció decir. Y luego mostrando los dedos de una mano. Manotazo definitivo del campeón.
Este domingo Niza pasará a la historia por albergar por primera vez una llegada final del Tour de Francia fuera de París, ya que la capital se prepara para el inicio de los Juegos Olímpicos el día 26. Como colofón, una contrarreloj de 33,7 km que hubiese sido especial con la general apretada, pero será poco menos que un trámite por el dominio absoluto de Tadej Pogacar y la definición de las plazas del podio.