Exposiciones de arte, seminarios sobre su obra o actuaciones teatrales son algunos de los homenajes que se llevaron a cabo para recordar la figura de Tagore, especialmente en Nueva Delhi y en la oriental Calcuta, su ciudad natal, que se suman al reguero de celebraciones que comenzó hace ya un año.
Según el calendario occidental, Tagore nació el 7 de mayo de 1861, en el seno de una familia aristocrática en el barrio de Jorasanko, en el norte de Calcuta, por aquel entonces capital de la India colonial del Imperio Británico.
La fecha encuentra, no obstante, la objeción del calendario bengalí, según el cual el día exacto del aniversario no era este sábado, sino entre el 8 y el 9 de mayo occidental.
En todo caso, la efeméride lleva siendo festejada desde hace tiempo y seguirá el mismo camino durante todo este año, dijo este sábado el primer ministro indio, Manmohan Singh, que aprovechó una ceremonia conmemorativa en Nueva Delhi para anunciar la creación de un certamen internacional en honor al escritor.
Singh calificó a Tagore de “genio polifacético” y de “fuerza moral detrás de la lucha por la libertad”, que “dio una voz viva y expresiva a la deprimida alma de la India”, según un comunicado.
Rabi, diminutivo de Rabindranath que significa sol en bengalí, se convirtió en la referencia intelectual de la India moderna con su inmensa producción, una idea apoyada además por sus conversaciones con destacadas personalidades como Albert Einstein y otros pensadores.
Su legado no se limita a la poesía o la narrativa, sino que abarca también el teatro, la filosofía, la pintura, la música, la estética, la educación, la política e incluso la filología bengalí.
Los poemas de Tagore más conocidos, incluidos en obras como Ofrenda lírica (Gitanjali), El jardinero o La luna nueva, pertenecen a un periodo religioso de su obra que se dio a conocer en Occidente gracias a poetas como el irlandés William Butler Yeats.
Para muchos, el autor bengalí, que escribió en esta lengua la mayor parte de su obra, fue uno de los puentes más importantes entre Oriente y Occidente.
Esta fascinación mundial, aunque sobre todo europea, desembocó en la concesión a Tagore del Nobel de Literatura en 1913, el primero otorgado a un autor asiático y el único, de momento, concedido a un escritor de la India.