Todos comparten un mismo deseo a su llegada a España: encontrar un empleo, establecerse y emprender un nuevo proyecto de vida. Cuentan con su propio bagaje personal -formación académica y experiencia profesional-, aunque puede que no sea suficiente; de hecho, no suele serlo.
La homologación de títulos universitarios implica habitualmente un largo y farragoso procedimiento que coarta la posibilidad de lograr trabajo en lo suyo, y eso sin tener en cuenta titulaciones de nula salida profesional en nuestro país.
Es el caso de
Diana Cernomoret, licenciada en Filología Rumana: “Aquí, si lo convalido, no tengo en qué trabajar”, admite resignada.
Ella llegó desde Moldavia en 2006, donde ejerció como profesora durante diez años. Tras establecer su residencia en Jerez ha trabajado de empleada del hogar, ayudante de cocina, auxiliar de guardería..., pero sin alcanzar hasta hace poco la
estabilidad laboral, como auxiliar en la Residencia Monte Alto. L
o ha logrado tras su participación en el programa Proyectos integrales para la inserción laboral desarrollado por el área de formación y empleo de CEAin, que tiene como objetivo que las personas participantes, en este caso personas migrantes en búsqueda de empleo, consigan un trabajo.
Su filosofía puede resumirse en una frase -“
cada proyecto es una persona”-, ya que
para cada persona se diseña un itinerario específico que se sustenta en tres pilares: orientación laboral, formación y ayuda a la inserción.
Diana es una de ellas. “Llevaba desde septiembre de 2023 echando currículums en todos lados, pero nadie me llamaba. Así, hasta que acudí a CEAin y encontré a las técnicas que están al frente del programa, gente maravillosa que me animó, me propuso participar en este proyecto y me ayudó en muchos aspectos, desde la elaboración de mi currículum hasta nuevas opciones formativas, pero lo más importante es que me ayudaron a crecer en autoestima.
Tengo 48 años, creía que no valía para nada, pero gracias a ellas conseguí trabajo”. Empezó en abril de este año y ya la han hecho fija.
Adino Vladimir Del Cid lleva menos tiempo que ella en España, pero su situación laboral era bastante similar. Llegó desde Honduras en 2017. “Mi país estaba muy complicado, había mucha delincuencia y hasta tuve que cerrar mi propio negocio, por lo que decidí venir a buscar otros horizontes a España”, relata. Pese a que su hermana se había instalado con antelación en Cádiz y le dijo que “estaba complicado aquí para el varón, sobre todo de cara a conseguir la residencia”, lo había decidido con su pareja. Hasta entonces había trabajado de electricista, mecánico de coches y soldador, pero el único trabajo que encontró al llegar fue como cuidador de personas mayores. Mucho más tarde logró entrar en un taller de chapa y pintura por mediación de un amigo, pero aún pasó algo de tiempo hasta que le hablaron de CEAin, y no tuvo dudas en participar en Proyectos integrales.
“
Ha sido muy buena experiencia. Las orientadoras del programa han estado muy cercanas conmigo, pendientes, llamándome, dándome opciones de cursos y empleos”. Fue así como logró entrar a trabajar hace cuatro meses en Mundo Carretilla. “Están muy contentos conmigo. Quiero seguir creciendo como empleado. Estoy trabajando en lo mío. Me desempeño bien”, apunta orgulloso después de siete años intentando abrirse camino en nuestro país.
Proyectos Integrales, que abarca una duración de 18 meses, está financiado por la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo procedente del FSE+. Su ejecución, en el caso de CEAin, cuenta con el aval de la trayectoria del área de formación y empleo, que a través de distintos programas acompañan a las personas con dificultad en el acceso al empleo a mejorar su empleabilidad, orientándolas a través de itinerarios personalizados, ofreciéndoles formación y capacitación profesional, y con la colaboración del tejido empresarial local.
Desde Senegal
Entre los beneficiarios del programa también se encuentra
el senegalés Mor Sama, de 22 años, que llegó a Jerez en 2023 acompañando a su madre y a su hermano para establecerse definitivamente con su padre, quien ya residía en España desde hacía años. Al contrario que Diana y Adino, sí acudió a CEAin desde el principio, cuando aún no manejaba siquiera el idioma, con la idea de mejorar su formación y acceder a un empleo. Dice que le gustaría trabajar de cocinero, pero, si no, se decanta por la mecánica. De hecho, desde que culminó su formación ha encadenado contratos temporales en distintos sectores, y no por eso pierde las ganas de seguir participando en el proyecto para conseguir un trabajo con mayor estabilidad. “Yo lo que quiero es trabajar y tener un futuro en España. Me da igual si es de mecánico o cocinero”, recalca.
Para lograrlo, Mor, al igual que los demás participantes,
ha tenido que superar las dos fases en que se divide Proyectos Integrales: una primera de atención, que incluye orientación laboral y formación; y una segunda con acciones enfocadas a conseguir la inserción laboral.
Cada caso es diferente, pero todos los que participan en el programa comparten la misma motivación y la misma actitud positiva. Puede que no siempre sea suficiente, ya que hay otras circunstancias en juego, pero todos se esfuerzan a diario por alcanzar la estabilidad laboral a la que pretende guiarles el programa, en tanto que puede suponer asimismo el primer paso para su nuevo proyecto de vida.