La figura de
Parrilla de Jerez ha sido y
es indispensable para entender el grado de popularidad que ha cosechado la Navidad en la ciudad en los últimos años, hecho que se traduce en grandes cifras de ocupación hotelera y participación ciudadana. Son
cientos de personas las que en el mes de diciembre se trasladan a Jerez para disfrutar de las conocidas zambombas y poder participar de alguna manera en la fiesta, bien con una pandereta, bailando o cantando las coplas más sonadas.
Fue Manuel Fernández Molina un referente en la conservación y difusión del villancico, ítem más,
en la recuperación de ese romancero que quedó relegado a los patios de vecinos que se mantenían vivos en los barrios castizos de Jerez. Él, que falleció en junio de 2009 con solo 63 años,
se encargó junto a un grupo de personalidades vinculadas a la cultura local, como miembros de la Cátedra de Flamencología, con Juan de la Plata a la cabeza, Juan Pedro Aladro, como productor artístico, y el apoyo económico de la Caja de Ahorros de Jerez, de crear la serie discográfica Así Canta Nuestra Tierra en Navidad, y en la que asumió el peso musical y en repertorio desde 1982 al 2000.
Sin entrar en demasiados detalles de la colección, es preciso reconocer que gracias a este trabajo fueron muchos los villancicos que volvieron a cantarse y que, con el paso del tiempo, son reconocibles hasta por aquellos que vienen de cualquier punto de España.
Es por eso que Manuel está en boca de todos, desde los más jóvenes compositores del momento (Luis de Perikín, Pepe del Morao o Coral de los Reyes, como en su día también dejó patente Fernando Terremoto) hasta de aficionados de toda la vida, que aprovechan estas fiestas para recordar que el guitarrista que acompañó como nadie a La Paquera de Jerez merece el justo reconocimiento que no obtuvo en vida.
A decir verdad, sí que tuvo algunas menciones importantes como el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología (1973) o un homenaje en la Plaza de Toros de Jerez en 2005, pero se espera algo más. Desde que murió, tras una larga etapa retirado de los escenarios por una enfermedad que lo alejó de apariciones públicas, han nacido varias iniciativas por parte de colectivos para que Parrilla de Jerez quede perpetuado en las calles de si ciudad.
Una de las más ambiciosas llegó con la hermandad del Cristo (cabe destacar la aportación del guitarrista en el apartado musical de la Semana Santa con marchas comoValle de San Telmo, Virgen de la Piedad, Esperanza Jerezana y Prendimiento de Jerez)¸en la Navidad de 2014, con la presentación del boceto del que sería el monumento al tocaor, obra del sevillano Fernando Aguado, conjuntamente con una zambomba flamenca en el Teatro Villamarta cuyos beneficios irían destinados a sufragar los costes del mismo. Se celebró aquella función, con grandes artistas, y lo recaudado sigue manteniéndolo la cofradía del Viernes Santo para cuando llegue el momento de retomar el proyecto que quedó diluido posteriormente.
Entre tanto,
voces y firmas autorizadas han pedido ese monumento, como acto de justicia con Manuel, tanto que en 2021 se creó una comisión conformada con grandes amigos de Parrilla como Rafael Lorente o Ana María López, y la propia familia, para dar visibilidad a la obra del jerezano. Se celebraron unas jornadas de estudio, se abordaron otras posibilidades para ese homenaje… y ahora el Ayuntamiento de Jerez ha querido reconducir la situación animando a la nueva Junta de Gobierno de la hermandad del Cristo, con Jesús Rodríguez a la cabeza, a que por fin pueda conseguirse cumplir los objetivos marcados hace justo diez años.
La propia alcaldesa, María José García Pelayo, ha reconocido públicamente la intención de llegar a tales fines, comprometiendo incluso al director del Instituto Andaluz de Flamenco, Cristóbal Ortega, a que el próximo año, con motivo del cumplimiento del décimo aniversario de la zambomba como BIC, se trabaje sobre su figura. Manuel fue, para concluir, un guitarrista de prestigio internacional, compositor de alta creatividad y un jerezano que puso la Navidad de moda casi sin pretenderlo, sí por compromiso con sus propios valores, y al que se le debe tanto como al que más.