El absurdo caso de Antonio Blanco

He  querido mantenerme un tanto al margen de la polémica surgida esta semana por el llamado caso de Antonio Blanco, el jugador del Jerez Industrial que no se encontraba a gusto en el equipo y que quería marcharse. Es algo lógico. Se trata de jugadores que no cobran y que quieren estar a gusto. Eso es algo que se habla de puertas hacia dentro y si te quieres ir te vas y te impongo esta serie de condiciones. Y no pasa nada. Obviamente también hay que informar al entrenador, sobre todo cuando cada semana tiene infinidades de problemas para confeccionar la lista de dieciséis. Con todo eso no habrían ido las cosas a mayores. Tú no quieres estar y como no cobras te vas, pero como yo tengo tu licencia federativa te voy a imponer mis condiciones. Y no hay más que hablar. De fondo, sin embargo, aparece el Xerez Club Deportivo. El jugador dice que se encontró con Mendoza en La Granja y le pidió permiso para entrenar y el entrenador le indica que puede hacerlo, siempre y cuando tenga el consentimiento de su equipo. A partir de ahí alguien se va de la lengua, y no quiero saber quién, y salta el rumor, antesala de la noticia, de que el jugador se va al Xerez y que lo hará en calidad de cedido. Después, cuando el tema está en la calle hay marcha atrás y se monta la de San Quintín, porque no se ha ha sido cauteloso ni por una parte ni por otra y el perjudicado, el gran perjudicado, es el Jerez Industrial que va a perder a un jugador importante en la estructura de su plantilla y, por ende, se puede perjudicar el propio futbolista, aunque éste en menor medida ya que terminará jugando en otro equipo, no tiene por qué ser el Xerez, ya que quedarse a disgusto en el equipo blanquiazul es tan absurdo como el lío monumental que se ha montado. Sobre todo cuando el Jerez Industrial lo que tiene que centrarse es en la extraordinaria campaña que está haciendo y en intentar traer los refuerzos que su técnico demanda, para estar en condiciones de luchar por todo y el Xerez lo que necesita es tranquilidad en lo deportivo, que lo institucional demasiado revuelto lo tiene ya, como para echarle más leña. Y, entre tanto, que nadie se olvide que se habla de fútbol amateur y de jugadores que no cobran.