El presidente ruso, Dmitri Medvédev, pidió ayer un nuevo sistema de seguridad para Europa al presidir en la Plaza Roja el mayor desfile militar desde la caída de la Unión Soviética.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, pidió ayer un nuevo sistema de seguridad para Europa al presidir en la Plaza Roja el mayor desfile militar desde la caída de la Unión Soviética.
“Un mundo en paz sólo es posible allí donde se respetan las normas del derecho internacional. Es por eso por lo que Rusia ha propuesto un nuevo acuerdo de seguridad europeo”, señaló Medvédev, que cumplió esta semana su primer año al frente del Kremlin.
El líder ruso subrayó que ese nuevo acuerdo de seguridad continental debe cimentarse en la “cooperación multilateral”, un “potencial militar moderado”, el “control de armamento” y la “regulación exclusivamente pacífica de los conflictos”.
“Estamos dispuestos a lograr el cumplimiento de esos principios”, dijo durante el breve discurso desde la tribuna instalada a espaldas de las murallas del Kremlin con ocasión del 64 aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi.
Medvédev considera que el nuevo acuerdo de seguridad debe ser la alternativa a la OTAN, cuya expansión al Este es considera por Moscú una amenaza para su seguridad, y el “euroatlantismo”, que el Kremlin considera anacrónico.
Durante su alocución, Medvédev no ahorró críticas para las “aventuras militares” de algunos países, en clara alusión a Georgia, a la que Moscú acusa de agresión contra la región separatista georgiana de Osetia del Sur.
“Cualquier agresión contra nuestros ciudadanos recibirá la debida respuesta”, dijo, excusa utilizada por Rusia en agosto pasado para desplegar sus tropas en Osetia del Sur –la mayoría de los surosetas son ciudadanos rusos– y expulsar al Ejército georgiano.
Medvédev, que recibió hace un año el maletín con el botón nuclear, que le permite controlar los mandos del arsenal atómico de Rusia, también rindió tributo a los 8,6 millones de soldados rusos caídos en la Gran Guerra Patria, como se llama en este país el capítulo soviético (1941-45) de la Segunda Guerra Mundial.
Especialmente, el presidente ruso tuvo palabras de aliento para los veteranos de la Segunda Guerra Mundial que tomaron parte en las batallas de Moscú y Stalingrado, y a los civiles que sufrieron los casi 900 días de bloqueo de Leningrado (actual San Petersburgo).
“Nunca os olvidaremos. La defensa de la patria es una obligación moral para todas las generaciones”, proclamó. Al término de su intervención, los miles de soldados que formaban estoicamente en la plaza prorrumpieron en un sonoro “Hurra, hurra, hurra”.
Seguidamente, Medvédev presidió el desfile, el mayor desde 1990, junto al primer ministro, Vladimir Putin, que fue quien decidió reanudar los grandiosos desfiles de la era soviética, y el ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, que pasó revista a las tropas.
Más de nueve mil soldados, entre los que se encontraban algunos que combatieron en Osetia, y un centenar de piezas de armamento pesado desfilaron por el adoquinado de la Plaza Roja, mientras 69 cazas, bombarderos y helicópteros surcaban los cielos despejados de Moscú.
La parada ha sido criticada por la oposición liberal por su alto coste y descrita como una “inútil” demostración de fuerza al estilo soviético.
El jefe del Kremlin anunció recientemente que a partir del año 2011 Rusia comenzará el rearme y modernización a gran escala de sus Fuerzas Armadas, que en 2012 no tendrán más de un millón de efectivos.