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No solo un bien cultural

No debemos nunca olvidar que esta celebración, como tantas otras de nuestra cultura occidental, tiene un fundamento cristiano, a pesar de que hoy se quiera apartar todo lo religioso de lo público

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Para la Junta de Andalucía los bienes culturales son testimonios vivos de nuestra civilización, constituyen el más valioso patrimonio que conforma nuestra realidad y nuestro futuro. El patrimonio cultural de Andalucía es, sobre todo, rico, variado y complejo, eje vertebrador de identidad y factor clave del desarrollo andaluz.
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado esta semana inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico, como Bien de Interés Cultural, la actividad de interés etnológico de la Zambomba, que se celebra en las ciudades gaditanas de Arcos de la Frontera y Jerez de la Frontera. El régimen de protección aprobado incorpora instrucciones para salvaguardar a través de la educación esta expresión festiva y musical vinculada al flamenco, que constituye una de las celebraciones navideñas más genuinas de Andalucía. A nadie escapa que actualmente conviven dos tipos de Zambombas, la tradicional más íntima y otra que es la que se ha prodigado en los últimos tiempos mucho más comercializadas y masificadas. A ambas se refieren desde la Junta de Andalucía al afirmar que: “Su celebración suele comenzar por la tarde-noche y prolongarse hasta la madrugada. La preparación de la hoguera y la elaboración de dulces típicos como los pestiños, buñuelos y roscos sirven como apertura de cada cita. Los participantes, reunidos alrededor de una candela, entrelazan coplas y cantares con predominio de lo coral. Pequeños recesos permiten degustar los productos gastronómicos, que se reparten de manera gratuita. A esta modalidad tradicional se unen las llamadas 'zambombas mañaneras', que proliferan sobre todo en el núcleo urbano de Jerez de la Frontera y que tienen una mayor duración, desde el mediodía, e incluyen guisos tradicionales.” A lo que habría que añadir que, en esta otra modalidad, no solo no se reparten los productos gastronómicos de forma gratuita sino que, a veces y en ciertas horas, solo por algún que otro villancico nos recuerda que esa celebración tiene que ver con la Navidad.
Por eso no debemos nunca olvidar que esta celebración, como tantas otras de nuestra cultura occidental, tiene un fundamento cristiano, a pesar de que hoy se quiera apartar todo lo religioso de lo público. La Navidad y dentro de ella la genuina celebración de la Zambomba, es una fiesta cristiana y para los cristianos. La Zambomba es la celebración que Jerez hace del nacimiento que cambió la historia, la conmemoración de la venida del Redentor y lo hace como Jerez sabe, con arte, entre arraigadas coplas populares y productos de la tierra. La Zambomba jerezana es tan rica en matices que debe ser conservada en toda su pureza sin dejarse llevar por modas consumistas o intereses comerciales pero también sin dejar de lado su sentido religioso ya que su eje está en el nacimiento de Cristo, en el misterio que aconteció hace más de dos mil años en Belén, es a esa "carita divina" a la que van dirigidos los cánticos y las alabanzas, porque es por este Niño-Dios por quienes resuenan con alegría los cánticos de esta tierra. Hoy todo esto interesa dejarlo en un segundo plano y realzar solo su aspecto cultural, pero este bien cultural quedaría completamente vacío sin esa base religiosa y sin ese mensaje de paz y amor que nos trae la Navidad, un mensaje que sobrepasa lo cultural para ser todo un bien de la humanidad.

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