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Una Feria casi al completo 'en rojo'

El fin de semana deja una ‘desviación presupuestaria’ que incumple el ‘objetivo de déficit’ de cualquier bolsillo

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  • Lunes de feria -

He soñado con Montoro, palabrita. Se dirigía hacia mí con ese gesto cordial, amable y simpático que le caracteriza para reprocharme los excesos de este fin de semana pasado, porque pueden terminar siendo clave para que el país no cumpla este año con sus objetivos de déficit. Ayer tarde, mientras contemplaba un paseo de caballos más animado de lo que cabe esperar de un lunes, me bastó trazar cuatro números en una servilleta para darme cuenta de que la desviación presupuestaria de este inicio de Feria no tiene parangón en la historia reciente.

Tampoco hacía falta que viniera a decirlo ningún ministro de Economía, porque dos y dos son cuatro y a la presente edición de la Feria se le han colado de golpe y porrazo varios días con la historia de oficializar lo que ya venía siendo oficioso. Antes uno tenía la cosa de que podía escapar a la preferia e incluso era posible dejar lo del domingo del alumbrado en un paseo sin mayor pretensión que la de cubrir el expediente. Pero lo de este pasado fin de semana no ha sido así, ha sido bastante más grave.

Hace unos días me contaba un ex alto cargo municipal que recordaba de sus tiempos que abrir la puerta del Ayuntamiento costaba cada día no sé cuántos euros. Vamos, que sin mover un papel de sitio la maquinaría ya partía con un nivel de gastos al que apenas podía responderse. Y eso es lo que ha pasado aquí, que los números de la contabilidad doméstica se han tornado del color de las camisetas de Osasuna apenas empezada la semana.

Pero no se nota oiga. El día de ayer -festivo tras un fin de semana de actividad frenética- lo habían servido en bandeja de plata como un lunes de resaca caído del cielo, un rengue en el largo camino que lleva a un fin de fiesta que no se atisba aún ni de lejos.  Y no, no fue un lunes de resaca. Cierto es que la locura del fin de semana dio paso a una jornada algo -casi bastante- más tranquila, pero entre los que no perdonan una y los vecinos de los municipios del entorno, lo cierto es que el González Hontoria presentó un aspecto muy saludable.

Lo de la salud, en todo caso, va por barrios, porque el día que se le ocurra a la Agencia Mundial Antidopaje dar un paseo por el Real de la Feria vamos todos a la cárcel. La ebastina, la cetirizina, la loratadina o la desloratadina rivalizan ya con las medias botellas, los chocos fritos y los serranitos, con la levocetirizina subiendo posiciones en la lista de los grandes éxitos y remedios contra las alergias.

Claro, el calorcito, el levante, el albero, la primavera..., lo que viene siendo una Feria. Ojo que dicen que la situación meteorológica podría dar un vuelco en estos próximos días. El hombre del tiempo -con ese gesto tan amable, cordial y simpático únicamente comparable al del ministro Montoro- dice que pueden caer chuzos de punta a partir de este jueves. Vamos, que si le hacemos caso, la Feria estaría ya a punto de doblarla, salvo que cambiemos las gafas de sol por el impermeable, ese mismo impermeable que a veces echa uno de menos cuando se adentra en los misterios de ese microcosmos que algunos llaman calle del Infierno y que siempre se conoció como la zona de los cacharritos.

¿Por qué es más divertido un cacharrito si te mojas? ¿Es necesario empaparse para que tus acompañantes comprueben con supuesta sana envidia que lo has pasado muy bien? Ayer y hoy de las atracciones acuáticas en la Feria del Caballo. Análisis y perspectivas. Ése es el discurso que ningún académico del mundo se ha atrevido todavía a defender. Así están las academias... 
Tampoco estaría de más que algún ente de tipo cultural o científico repasara el devenir histórico del peluche de Feria. De la chochona a la patrulla canina. El universo de la felpa al descubierto.

Absolutamente extraordinario sería encontrar algún testimonio fiable que esclareciera quién, cómo, cuándo y en base a qué se decide qué muñeco hay que colocar cada año en todas las ferias del mundo. No será fácil, porque no estamos hablando de los papeles de Panamá, sino de algo bastante más complejo.

Ignoro si se habrán percatado ya de ello, pero la Feria de Jerez -además de ser la más más de todos los más que se le puedan ocurrir a cualquiera- estrena este año carril bici. Y no es broma. Ahí está, justo ante la puerta que da salida a la zona de El Bosque. El tramo accede incluso al interior de una caseta (Casi Treinta), que con cierta sorna ha colocado en su portada un disco que prohíbe estos días la utilización del carril.

A ratos sopla levante, pero parece que hace algo menos de calor que el domingo. El tiempo está gracioso y eso se nota en el Real. Ello en cualquier caso no justifica que alguna gitana vuelva a casa embutida en un forro polar de esos que se idearon para determinadas actividades deportivas y que hoy sirven ya para cualquier cosa menos para hacer senderismo por la alta montaña. Cae la tarde y refresca, pero tampoco hay que colarse.

Me voy con la sensación de haber incumplido de nuevo los objetivos de déficit y temiendo una nueva aparición del ministro. Negocio una línea de crédito blando que me ayude a aguantar el tirón a la vez que empiezo a ver con más simpatía al antipático hombre del tiempo que dice que va a jartarse de llover de aquí a nada. Algo hemos conseguido: hoy es el día de los cacharritos. No es el FLA (Fondo de Liquidez Autonómica), pero hace el apaño.  

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