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Sociatas y podemitas

¿Por qué tarda tanto la clase política de este país en adaptarse a un panorama que ha dejado atrás a las mayorías absolutas?

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Y he aquí que estando el país en riesgo de caer en manos de sociatas y podemitas, los empresarios preparaban sus maletas para huir de lo que las diversas reformas laborales habían convertido en la tierra prometida. Tiene tono esta parrafada de frase bíblica y es que la política del miedo a la caída de la “recuperación económica” si bien no la profetizan hombres de barba blanca, túnica y báculo, si la practican hombres rasurados o con barba, trajes de chaqueta y maletines que bien pueden ser políticos o empresarios. Empresarios de raza, aquellos que se sienten padres de la empresa y que esperan que sus hijos trabajadores mal pagados agradezcan el pan que se les procura en las nóminas. Entiendo que asuste a los que piensan que los puestos de trabajo caerán como maná del cielo a todos aquellos que acepten el orden establecido para el contento del capital. Nuestros vecinos franceses no piensan lo mismo, lo manifiestan con una oposición feroz, con un pulso a muerte porque saben que todo retroceso a lo ganado en derechos será muy difícil de recuperar. ¿Tiene éxito aquí la simplicidad de este mensaje? Situémonos, acaba con risas y con eso de:“cómo gane PODEMOS  nos vemos todos con el poncho bolivariano”. No puedo añadir nada a lo que  las encuestas ya dicen y lo dicen una y otra vez alto y claro.
Mientras tanto, Albert Rivera, no se ve crecer en ellas como fuerza renovadora de centro derecha. No tiene apoyos el cambio a las manos limpias, el votante de derechas prefiere ir a votar tapándose la nariz. Cómo le duele al PSOE no tener la misma suerte. Acosado, su líder clama que pactará con quien sea menos con la nueva coalición de izquierdas. Todo esto nos procura la sensación de que nos levantamos una y otra vez en el mismo día, de que hemos entrado en un bucle pesadillesco y aburrido, sobre todo aburrido. Lo que contrasta con el drama cotidiano de quienes se ven sorteando la tormenta económica agarrándose a lo que pueden esperandoque amaine.
¿Por qué tarda tanto la clase política de este país en adaptarse a un panorama que ha dejado atrás a las mayorías absolutas?¿Por qué dinamitar la utilidad del Parlamento?¿No están caducos los profetas sean de derechas o de izquierda? ¿Avanzaremos hacia una democracia más madura cuando las distintas opciones tengan que llegar a acuerdos y pactos para gobernar? Los resultados de las elecciones contestarán a estas preguntas, con suerte, sacudiendo el estancamiento actual con una alternativa de respeto mutuo frente a las tradicionales confrontaciones descalificatorias y enmiendas a la totalidad.

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