Hace apenas dos años, en la piscina del Hotel Palmera aún se bañaban los turistas alojados en uno de los complejos más exclusivos de la ciudad. El panorama que se observa ahora desde la azotea de Daniel Domínguez es diametralmente opuesto. En la piscina se acumulan aguas residuales e incluso bolsas de basura; mientras que la vegetación que procuraba sombra a los clientes del hotel crece de manera salvaje y descontrolada.
Meses atrás, los vecinos de la calle Pozo del Olivar ya advirtieron del saqueo al que había sido sometido el edificio abandonado, del que apenas quedan ya sus muros. Ahora, en verano, el problema es otro. La acumulación de basuras y las elevadas temperaturas que se vienen registrando en estas últimas semanas contribuyen a la propagación de malos olores y a la proliferación de insectos de todo tipo. “Hay mosquitos por todas partes y malos olores que vienen de la basura de la piscina. Todo esto se ha ido acumulando a lo largo del tiempo, no es una cosa nueva, pero en verano se nota más porque la suciedad se caliente y los olores suben a casa”, explica Daniel Domínguez.
En el número siete de la calle Pozo del Olivar conviven cuatro familias. El propietario de este edificio y otros comerciantes de la calle remitieron al Ayuntamiento escritos acompañados de firmas en demanda de soluciones ante el problema que vienen padeciendo los vecinos de la zona.
“El problema es que ahora mismo no se sabe ni quién es el dueño del hotel, y sin dueño no hay denuncia. Eso es al menos lo que nos han dicho” añade Domínguez.
De momento, los vecinos parecen resignados a esperar a que concluya el verano y bajen las temperaturas para que de este modo puedan aminorarse las molestias que vienen padeciendo como consecuencia del abandono de este solar.
En estas últimas semanas ya no se observa trasiego de personas por el interior del abandonado hotel, entre otras cosas “porque no queda nada que llevarse”. Nada que ver con las opiniones que hace apenas un par de años dejaban los clientes en internet sobre un “hotel con encanto” que ha pasado a convertirse en una 'casa encantada'.