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China aumenta la presión a Taiwán con la deserción de Santo Tomé

"Es el principio de la reanudación de la diplomacia del dólar de China. Taiwán está en una situación muy delicada", dijo a Efe Joyce Lin

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La ruptura de relaciones de Santo Tomé y Príncipe con Taiwán para establecerlas con China supone un nuevo paso en la estrategia de Pekín de ahogar diplomáticamente a la isla por la "rebeldía" de su presidenta, Tsai Ing-wen.

Más allá del limitado alcance práctico de la decisión del pequeño país africano de apenas 200.000 habitantes, el anuncio del Gobierno de Santo Tomé fue acogido rápida y calurosamente por Pekín.

"China aprecia y valora el retorno de Santo Tomé y Príncipe al camino correcto de una sola China", afirmó en rueda de prensa Hua Chunying, una portavoz del Ministerio de Exteriores en Pekín.


Hua añadió que el principio de una sola China, por el que Pekín defiende que únicamente hay un estado llamado "China" y que Taiwán es una "provincia rebelde", "se ha convertido en el consenso general de la comunidad internacional".

En cambio, Taiwán se apresuró a criticar la decisión, que consideró basada en el puro interés económico y su ministro de Exteriores, David Lee, compareció rápidamente ante la prensa para anunciar que rompían las relaciones con Santo Tomé por "dignidad".

Según Lee, el país africano atraviesa un bache económico y había pedido mucho dinero a Taiwán para equilibrar sus cuentas (en medios isleños se habla de 200 millones de dólares, aunque el ministro no lo confirmó), por lo que al final se fue con el mejor postor, una consideración que Hua calificó en Pekín de un "sinsentido".

El portavoz presidencial de Taiwán, Alex Huang, acusó a China de "aprovecharse de las dificultades económicas de Santo Tomé y Príncipe para imponer su política de una China" y advirtió de que eso hiere la dignidad de los taiwaneses y no favorece los lazos.

La defección de Santo Tomé y Príncipe, que estableció lazos con Pekín al lograr la independencia en 1975, pero en 1997 los rompió para entablarlos con Taiwán, deja a la isla con relaciones diplomáticas con solo 21 países, 12 de ellos en Latinoamérica y el Caribe, mientras que otro es el Vaticano.

"Es el principio de la reanudación de la diplomacia del dólar de China. Taiwán está en una situación muy delicada", dijo a Efe Joyce Lin, directora del Centro Asiático de la Universidad de Tamkang (Taipei).

Para Lin, "es probable que China continúe dañando las relaciones de Taiwán con sus aliados diplomático, y puede que afecte al viaje de la presidenta a Centroamérica", un periplo que se iniciará el 7 de enero e incluirá Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Preguntada acerca de si Pekín intentará ganar aliados diplomáticos en Latinoamérica, la portavoz Hua insistió en que su Gobierno está abierto a cualquier país que acepte el principio de una sola China.

La ruptura de Santo Tomé con Taiwán ha generado una situación anómala, ya que entre los 68 estudiantes del país africano becados en la isla figuran una hija y un hijo (casado con una taiwanesa) del presidente, Evaristo Carvalho.

China y Taiwán habían mantenido un período de tregua en la batalla por lograr aliados diplomáticos durante el mandato del presidente taiwanés Ma Ying-jeou (2008-2016), del Partido Kuomintang (KMT) más próximo a Pekín.

Pero la victoria electoral en enero pasado de Tsai, del proindependentista Partido Democrático Progresista, enfrió las relaciones entre ambas partes, debido a que la nueva presidenta contrarió a Pekín al no reconocer el "Consenso de 1992", según el cual hay una sola China aunque ambas partes la interpretan de distinta forma.

Ya en marzo pasado China estableció relaciones diplomáticas con Gambia, que las había roto con Taiwán en 2013 pero aún no las había formalizado con Pekín. Ni Santo Tomé ni Pekín precisaron hoy si sus relaciones se formalizarán inmediatamente.

Además, China ha presionado a Taiwán con una fuerte caída del número de turistas que viajan a la isla, cuyo número había disminuido a la mitad entre enero y octubre respecto al mismo período del año anterior, con un considerable impacto económico.

Finalmente, Pekín se ha esforzado por bloquear u obstaculizar la participación taiwanesa en organismos internacionales como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) o la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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