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“Veía a mi hijo allí; sentía una mezcla de indignación y pena"

Viva Jerez habla con uno de los policías locales que se hizo cargo del niño de tres años que hallaron andando por el centro "en pijama y descalzo" de madrugada

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  • Los agentes del 092 llevaron al pequeño a Comisaría. -

“Fue muy fuerte. En mis 13 años de policía me han pasado muchas historias pero como esta con un niño tan pequeño nunca. Se te caía el alma al suelo cuando lo veías así, totalmente indefenso y sin casi saber hablar”. Son palabras de Juan Morales, el agente de la Policía Local que junto con su compañero Manuel Lechuga, se hizo cargo la madrugada del domingo del niño de tres años que fue encontrado por dos chicas jóvenes  por Tornería. Tal y como relata el policía a este periódico, “las alarmas saltaron” cuando desde sala le avisaron que había un niño “pequeño, en pijama y descalzo” andando solo por el centro.
Estaban realizando labores de vigilancia peatonal en Plaza Vargas y calle San Pablo, las zonas de la movida, y rápidamente se fueron para el Mesón El Toro, en Porvera. “Hacía un frío increíble. Eran las 01.20 de la madrugada y al niño lo metieron dentro en el bar, donde estuvo todo el tiempo en brazos de una trabajadora de allí. Se aferró a ella como si fuera su madre y ella hizo todo el rato lo que haría cualquier madre por su hijo, pero sin serlo. Lo calmó, le dio juego y le dio confianza”, señala este agente, que resalta la dificultad de la intervención ante la corta edad del pequeño. “Decía pocas cosas, el nombre suyo, de su madre y su abuela y con esos nombres hicimos gestiones con sala para trabajar por el padrón por cada domicilio adyacente”. No hubo forma.


La noche seguía avanzando y decidieron recorrer La Porvera hasta La Victoria con el pequeño en brazos, al que la camarera le protegió del frío con su abrigo, para ver si el menor señalaba su casa. “No  tenía referencias porque señalaba muchos sitios”, explica el funcionario. Fue entonces cuando contactaron con su superior y pusieron en conocimiento de la Fiscalía de menores y de la Policía Autonómica el caso, por lo que tras activarse el protocolo se dirigieron a pie hasta la Comisaría de la Policía Nacional de la Plaza del Arroyo. La empleada del negocio les acompañó, y mientras esperaban y testificaban el pequeño se quedó medio dormido. Juan, que es padre, reconoce lo duro que le resultó el servicio. “Yo veía a mi hijo allí; tenía una mezcla de indignación y de pena. Pero por lo menos cayó en buenas manos. Podían haber ocurrido cantidad de factores para un final malo, como ser atropellado, o que se lo llevase alguien. Lo más difícil fue lo que le pasó, que dos chicas jóvenes dieran con él y avisasen a la Policía”.

Volcados con el pequeño
Tal y como explica este agente, cuando estaban concluyendo su comparecencia,  habiendo decretado el fiscal de guardia el traslado del niño a un centro de menores por la Policía Autonómica hasta la localización de sus padres, pasadas las cuatro de la mañana avisaron de que la madre había denunciado su desaparición. “Faltaban cinco minutos para que se lo llevaran y justo la madre entró en Comisaría llorando desconsolada. Allí había detenidos por robos y todo el mundo se quedó en silencio. Y desde el bar nos acompañaron casi 10 personas que esperaron abajo para saber qué iba a pasar con el pequeño”. Una vez allí, la madre explicó que repararon en que el niño no estaba al escuchar un ruido y ver la luz encendida de la casa.

Por su parte, tras recabar todos los datos y tomar declaración a los agentes, la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, trasladó al juez y a la Fiscalía del Menor el caso para que valore si hay que tomar una decisión o fue un hecho accidental.

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