Llegan las lluvias y en la barriada de La Constancia es automático: si no es el desprendimiento de un falso techo en el interior de una vivienda, son varios cascotes de la cornisa al exterior -como ocurrió el viernes obligando a desalojar a dos familias de la última planta- o problemas de filtraciones de agua, pero la cuestión es que el mal tiempo siempre pasa factura a una de las barriadas más populares y antiguas de Jerez. La rehabilitación que entendían que habían amarrado en 2009 con un convenio con la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta sigue en stand by y ejecutándose por temporadas, con más parones que avances, y por eso los propietarios, la mayoría de edad avanzada, cada vez se desesperan más.
En los últimos años se han tenido que desalojar bloques completos, con episodios de heridos incluidos, y ahora, mientras la Junta sigue sin meter mano a otra tanda de cuatro bloques, el Ayuntamiento ultima su parte cumpliendo con unas obras en sus tres bloques asignados que están a punto de terminar.
“El consejero dijo que antes de que terminara el año iban a estar terminadas las intervenciones en los cuatro bloques que le correspondía a la Junta y ni siquiera los ha empezado”, señala el vicepresidente de la asociación de vecinos La Fraternidad, Juan Miguel Payán. Sea como fuere, entre las siete actuaciones proyectadas en el último acuerdo, no figura el bloque número 3 de la calle Manolete, todo ello pese a estar incluido entre los once edificios “más graves”, tal y como el colectivo vecinal alertó en su día. Así se lo trasladó a la Administración andaluza para que priorizara las intervenciones por orden de emergencia y no de forma arbitraria como aseguran que está haciendo. “Volveremos a tirarnos a la calle y vamos a poner todos los balones con paños negros hasta que se arreglen los bloques; es que no se enteran y detrás de este (por el edificio afectado), van a ir los otros 10. Se van a caer al menos que esto no tome otra salida”, advierte Payán 24 horas después del incidente del pasado viernes. Tal y como relatan, los vecinos escucharon un “fuerte estruendo” y un “crujido” y dieron parte a los bomberos y a la Policía Local.
Ante las grietas detectadas, y la caída de varios cascotes, los bomberos tomaron la decisión de desalojar preventivamente los dos inmuebles de la última planta. Hasta la barriada se trasladó la propia alcaldesa, Mamen Sánchez, y ayer también lo hizo el delegado de Urbanismo, Francisco Camas, junto con un arquitecto municipal.
Realojadas en un hotel
Sin embargo, no será hasta el lunes cuando los técnicos de Urbanismo procedan a la inspección y realización del informe técnico que evalúe el estado de los inmuebles, como apuntó Camas.
Mientras tanto, como indicaron ayer desde el Ayuntamiento, tras el desalojo se ha activado un protocolo preventivo, mientras que las dos familias as dos familias afectadas “están recibiendo la asistencia social que precisan, una vez activado el protocolo por desalojo, tanto en materia de alojamiento, como de manutención”. Una de ellas, ha sido derivada a un hotel, y la otra se ha hospedado en una vivienda de otros allegados.