El pasado viernes se cumplió una semana del desalojo preventivo de las dos viviendas de la tercera y última planta de Manolete, 3, en La Constancia, tras el desplome de varios cascotes de una cornisa a la calle. El estruendo fue de tal calibre que Loli Dueñas, una de las propietarias afectadas, pensó que su bloque “se caía”. Tras 60 años viviendo en la casa a la que se mudaron sus padres y donde nació, se conoce al dedillo cada uno de los sonidos. Menos el del pasado viernes. “El bloque pegó un crujido que en 60 años nunca había pegado, no fue normal; crujió en seco, no fue el traqueteo de siempre”, relata a este periódico justamente la misma tarde que hace una semana se convirtió “en una locura” que poco a poco va remitiendo.
“Fueron momentos muy malos. Que los bomberos te digan que nos teníamos que ir de nuestras casas...(donde vive ella con otro familiar y su hijo) verte en la calle...se desbordó todo”, recuerda mientras abandona subloque, al que acude casi a diario, para estar al tanto con los técnicos de Urbanismo de la última hora, a la espera de que tengan el informe con el resultado de las catas y se determine si pueden volver o no a sus casas sin correr riesgo. Desde ese día está realojada en un hotel al que le derivó el Ayuntamiento, y aunque reconoce el trastorno que supone estar fuera de su casa, también tiene claro que “lo mismo nos da esperar unos días más si lo vamos a tener todo en condiciones y nos van a dar una seguridad, que es lo que queremos”, señala tras una semana que, como reconoce, pese al apoyo del Ayuntamiento, no ha dejado de ser complicada. “Han sido días malos, aunque no nos ha faltado detalle, verte fuera de tu casa, en una habitación del hotel de la que sales para desayunar, almorzar y cenar, es una desubicación total y lo que quieres es que pasen los días”, manifiesta.
Al mal tiempo, buena cara
En cualquier caso y pese a la que está cayendo, Loli prefiere poner al mal tiempo buena cara y centrarse en pensar en positivo y en que el enésimo susto que hay en esta barriada, una de las más antiguas de Jerez, sirva para algo, como de momento parece que así está ocurriendo. “Se ha confirmado que Manolete número 3 se rehabilita”. Y es que, como señala, pese a que este edificio fue “el primer bloque” que tendría que haber sido reformado, porque fueron los primeros en acogerse a la subvención de la Junta “con Pedro Pacheco activo en la vida política”, la arbitrariedad que los vecinos están hartos de denunciar por parte de la Junta de Andalucía hizo que las intervenciones de una rehabilitación que se está ejecutando a trompicones llegara antes a bloques que la requerían con menos urgencia.
En cuanto a protestas, aunque la asociación vecinal La Fraternidad avisó de que iban a retomar las medidas de presión, que cerrarían en una asamblea generala, por el momento las mantienen en el aire a la espera de cómo transcurran los nuevos acontecimientos.
La declaración ‘ARU’, la salvación del barrio
La alcaldesa presentó el jueves a los vecinos la propuesta elaborada por Emuvijesa para la rehabilitación de 34 bloques. La intervención, enmarcada en la declaración de Área de Regeneración y Rehabilitación Urbana (ARU), les permitiría beneficiarse de una nueva línea de financiación con fondos europeos en la que Ayuntamiento, Junta y Gobierno Central aportan cada una un tercio del total del presupuesto.
