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Cádiz

Que no sea la huelga de la "Señorita Pepis"

La historia de estas mujeres demuestran los cambios a nivel laboral y social en favor de la igualdad, pero todas coinciden en que la lucha aún no ha acabado

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Marisa Campos, del movimiento vecinal.

Maite González, relacionada con la Semana Santa.

Antonia Martínez, empleada de la Administración local.

Socorro López, periodista.

Anabel Rivera, cantaora de flamenco.

Carmen Lucena, policía local,

No se puede quedar en una huelga de “la señorita Pepis” ni en una huelga con “repercusión en las redes”. Debe tener continuación y contar con el apoyo de todo el mundo. Así se expresaba la periodista gaditana Socorro López, quien concretaba que los periodistas “no estamos aislados y claro que se percibe el machismo en el sector. Cuantitativamente somos mayoría en la universidad y sin embargo el 64 por ciento de los periodistas en paro son mujeres”. A pesar de la formación, de ser un grupo más numeroso, “no llegamos a puestos directivos o consejos de administración. En el día a día existe una falta de visión femenina a la hora de tomar decisiones, nos falta formación en igualdad -un asunto que se viene reivindicando desde la Asociación de la Prensa-. Pero no sólo es una cuestión de mujeres, sino también de hombres. Hay que ir de la mano todos y todas juntos”. 

He tenido que soportar preguntas como que si a mi marido no le daba vergüenza no mantenerme"

Esta periodista se mostró satisfecha por la repercusión que está teniendo la huelga al convertirse en el centro del debate, cuando “antes ni siquiera teníamos el empoderamiento de plantear ‘el nosotras qué’”.

Ejemplos como la indumentaria a la hora de trabajar, el ponerse o no un tacón, el pintarse o no, por el simple hecho de ser mujer siguen apareciendo en los temas de conversación de las mujeres. Tanto las antiguas generaciones como las nuevas han podido sufrir episodios que van desde “tú enseña las piernas, que seguro que te irá mejor” hasta situaciones como la que tuvo que vivir Carmen Lucena, policía local de Cádiz desde hace más de 30 años, quien entre sus anécdotas tiene el hecho de haber estado obligada a ir con faldita pantalón y zapatito de tacón para ejercer su profesión hasta soportar la reacción de un conductor, mientras ordenaba el tráfico en la glorieta Ingeniero La Cierva que la mandó a fregar. Carmen  recalca que a lo largo de los años se han notado muchos avances. Cuando  “empecé había compañeros que no te dejaban conducir el patrullero o que te preguntaban cosas como que si a mi marido no le daba vergüenza no mantenerme”. Afirma que existen “algunos casos de compañeros que no entienden que las mujeres podamos ser policías”, pero al día de hoy son los menos. Consiguieron ponerse pantalones, consiguieron estar presentes en el Cuerpo y demostrar que pueden ser igual de válidas que un hombre a la hora de ejercer su profesión.

También dentro de la Administración la situación se torna diferente a la empresa privada, especialmente en el ámbito laboral. Antonia Martínez Novas lleva 29 años trabajando para el Ayuntamiento, de ser auxiliar administrativo pasó a ser administrativo y destaca que las oportunidades de ascenso son igualitarias desde que entrara en el Ayuntamiento. “En ámbitos que no es el público, la cuestión de ascensos es más complicada, por lo que hay que hacer una llamada de atención para que se tomen este asunto más en serio”, declaraba Antonia.

Sin embargo, por los pasillos del Ayuntamiento hay sentimientos contrapuestos de aquellas mujeres que llegaron hace años a la Administración y tuvieron que resurgir en un mundo de hombres. “Como entraras en una reunión con un hombre, siempre parecía que era él el jefe o quien tenía que hacer las presentaciones. También ha habido ciudadanos que directamente “nos pedían hablar con nuestro jefe”. Asumir que había jefas en lugar de jefes ha costado y aún sigue costando, especialmente si se mira más en profundidad, a la hora de elegir entre un directivo masculino y uno femenino.

 

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Mientras tanto en el sector empresarial, la presidenta de las Mujeres Empresarias, Gema García, considera que existen diferencias entre el hombre y la mujer en relación a las finanzas, la credibilidad y el respeto. Sin embargo, todos los días “demostramos que nuestro trabajo es igualitario y que podemos sacar nuestros negocios adelante”. Existen sectores masculinizados donde por ser mujer “seguimos chirriando”.

En el movimiento vecinal, Marisa Campos recuerda que empezó hace 18 y que en esa época era un “coto de hombres: había una mujer presidenta frente a 21 presidentes, cuando las mujeres nos encargábamos de todo: la secretaría, la limpieza, la organización de los cursos, la primera atención, pero ellos aparecían en la foto”. Ahora, recalca que “casi todas las juntas directivas son paritarias y hay más de media docena de presidentas de asociación”. Aunque, considera que hay mucho que avanzar.

Flamenco y Semana Santa

Mientras tanto, Anabel Rivera afirma que no ha vivido machismo en el flamenco. “Sí que conozco historias de mujeres que ni sus padres ni sus maridos le han dejado seguir con sus carreras, cuando podían haber sido una figura. Sí hay rescoldo con el tema de las palmas con los compañeros cuando llega una mujer, todavía hay cierto rescoldillo a la palma”. Anabel cuenta en su historial profesional con un espectáculo sobre el papel de la mujer, “con un recorrido por los palos del flamenco y con mucho mensaje”.

Otro de los sectores donde siempre ha prevalecido la figura del hombre ha sido el de la Semana Santa, donde según  Maite González, su cofradía, la de Jesús Caído, “entiendo que ha sido pionera en la integración de la mujer, en la toma de decisiones de una junta de gobierno, incluso en el día a día”, tanto es así que ella lleva la vocalía de Caridad. Pero “no se puede negar una evidencia: no existe igualdad en todos los ámbitos de la Semana Santa. Me llama la atención  el mundo del cargador. Parece que da vergüenza o miedo preguntar”, por lo que aún queda mucho por hacer.

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