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?¡Alto ahí!, todavía restan 16 etapas para terminar?

No había ningún policía para poner un poco de cordura en el desarrollo de los últimos kilómetros de la cuarta etapa de la 64 Vuelta a España. La orden debería haber sido ?¡Alto ahí!, todavía quedan diecisiete etapas, esto es una Vuelta?...

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  • Las caídas marcaron la tónica de una etapa, la cuarta, que concluyó en la localidad belga de Lieja. -
No había ningún policía para poner un poco de cordura en el desarrollo de los últimos kilómetros de la cuarta etapa de la 64 Vuelta a España. La orden debería haber sido “¡Alto ahí!, todavía quedan diecisiete etapas, esto es una Vuelta”.

La brutal caída que se produjo dentro de los tres últimos kilómetros, una tremenda montonera detrás de los siete primeros que encabezaban el pelotón, puede pasar factura. La revisión de “chapa y pintura” será en las próximas horas. En el aeropuerto, en el avión o a la llegada al hotel entrada la noche.

Afortunadamente para los favoritos al ser dentro de los tres últimos kilómetros, el jurado técnico aplicó el reglamento y dio a todos el mismo tiempo. En ese sentido la jornada estaba salvada. En cuanto a los golpes habrá que esperar a superar el día de descanso y la quinta etapa entre Tarragona y Vinaroz para conocer con exactitud las consecuencias.

El paso por los territorios más habituales de la clásica belga Lieja-Bastoña-Lieja o la holandesa Amstel Gold Race contagiaron a todos los componentes del pelotón. La jornada era peligrosa, la lluvia acompañó a los ciclistas prácticamente desde la salida en Venlo, y lo que podía haber en juego era algo más que un triunfo de etapa.

La doble ascensión al mítico Cauberg holandés o el paso por Saint Nicolás en las proximidades de la línea de meta en Lieja, fueron reclamo suficiente para un pelotón sediento de lograr una victoria. Sobre todo los habituales en las clásicas de primavera y acostumbrados a una climatología fría y lluviosa.

Los belgas y holandeses frenaban un poco menos que el resto y parecía no importarles una caída. En el riesgo podía estar la victoria, aunque finalmente volvió a ser para los mismos de casi siempre. Entre los siete que salvaron la caída hasta tres componentes del Columbia HTC, el equipo más laureado de la temporada. El alemán Andre Greipel iba allí. Lo que se le había escapado el día anterior en Venlo no lo dejó escapar en Lieja. Fue coser y cantar para un velocista como él.

Las carreteras estrechas, resbaladizas y muy peligrosas volvieron a incrementar hasta límites insospechados la tensión. Los favoritos al jersey oro final del próximo 20 de septiembre en Madrid querían salir indemnes y lo lograron en lo que a tiempo perdido se refiere pero en cuanto a golpes y posibles futuras afecciones. Días así pasan factura, aunque en principio los ciclistas en la jornada de mañana en Tarragona volverán a poder disfrutar de días de calor. Si los resfriados les respetan en un abrir y cerrar de ojos se recuperarán si no hay otro tipo de daños.

Los cuatro días en tierras holandesas y belgas eran temidos por todos. Ciclistas y por supuesto sus directores, que por el famoso pinganillo no han parado de dar órdenes en los 623,7 kilómetros de los 3.290,6 totales ya consumidos. Y el desarrollo de los acontecimientos lo confirmaron de manera fehaciente.

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