El Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Valle regresaron esta pasada madrugada a la ermita de San Telmo después de algo más de tres años de exilio forzoso en la iglesia de San Francisco. La procesión extraordinaria de regreso partió del templo de la plaza Esteve a las seis de la tarde y fue seguida en todo momento por miles de jerezanos y visitantes. Antes de encaminarse a su barrio, el nutrido cortejo se hizo presente en la basílica del Carmen y el Ayuntamiento, donde el Cristo de la Expiración y la Virgen del Valle recibieron los homenajes de la comunidad carmelita y del Consistorio.
En el primero de los casos se recordó que ambas corporaciones fueron fundadas originariamente por marinos y barqueros, entregando la comunidad carmelita la medalla de oro de la orden a la Virgen del Valle. Ya en la plaza de la Asunción, la Corporación municipal reconoció públicamente el trabajo realizado por la hermandad para rehabilitar la ermita de San Telmo. La alcaldesa, Mamen Sánchez, entregó un recuerdo a la Virgen del Valle coincidiendo con el décimo aniversario de su coronación canónica. Tanto en la basílica del Carmen como en la plaza de la Asunción se sucedieron las ofrendas musicales a los titulares de la cofradía.
Con todo, quizá el momento más emotivo de la jornada fue cuando el Cristo de la Expiración y la Virgen del Valle subieron por una calle Sol que vestía sus mejores galas para la ocasión. En la Plazuela se escucharon saetas y llovieron pétalos de flores, mientras que en la calle Empedrada también se sucedieron las ofrendas musicales. Especial fue la llegada a la peña La Bulería, así como el reencuentro del Cristo de la Expiración y la Virgen del Valle con la Cruz Vieja, donde Paco Cepero ofreció una plegaria y una salve.