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Meira supera su reto tras 136 días y 6.000 km en bici por todo el país

“Esto no se puede quedar aquí; tenemos un compromiso de vida con los enfermos de fibrosis quística”, afirma a su llegada a Jerez

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Juan Meira a su llegada a la plaza del Arenal

Finalizando su entrada por la calle Larga

Juan Meira a su llegada a la plaza del Arenal

Muchos reencuentros emocionantes

La alcaldesa le recibó en su regreso a Jerez

Se fue arropado por todos los suyos, personas anónimas, alumnos de su colegio y colectivos ciclistas y, tras más de cuatro meses, tocaba cruzar la línea de meta más esperada: la de su casa, la de su tierra, la de la Plaza del Arenal. Esto significa que después de 136 días montado en su bicicleta plegable, con la que ha pedaleado más de 6.000 kilómetros por toda España para visibilizar la enfermedad de la fibrosis quística, Juan Meira y su equipo de 2plega2, Eva Mendoza y Pedro Lázaro han superado su reto “Para que ellos vivan”. Emocionado, como lo ha estado desde aquel 3 de octubre desde el que tanto ha llovido, narrando sus testimonios en primera persona de sus decenas de encuentros con familiares y enfermos de esta patología  crónica que ataca al pulmón y que es muy común en niños,  Meira llegaba según lo previsto. Lo hacía pasada la una de la tarde y acompañado de los distintos colectivos que se fueron sumando a medida que en la última etapa del sábado se iba acercando a Jerez.

De hecho, ante el interés de muchos paisanos que contactaron con él para acompañarlo en esta recta final, Meira se organizó esta última semana con ellos de manera que los que pudieran se sumaran al trayecto desde Jédula, desde donde partía en esta última etapa tan especial, para acompañar al equipo 2plega2 de vuelta a Jerez.Para ello, este grupo salió a primera hora de la mañana desde una de las rotondas de la Avenida Juan Carlos I para sumarse a la salida oficial desde el polideportivo municipal.

La otra opción, la más factible para muchos, fue la rotonda del Minotauro, sobre las 12.45 horas, para, ahora sí, poner fin a esta aventura en la Plaza del Arenal, que volvió a convertirse en otra fiesta, pero ya con la tranquilidad del regreso a Jerez con el objetivo cumplido, porque si algo tiene claro a estas alturas Juan y su equipo es que sólo con haber conseguido sacar una sonrisa de muchas de estas personas enfermas y que otras tantas conozcan la existencia de esta enfermedad por sus retos, los pinchazos, los calambres, las subidas de los puertos de montañas, los días de bajón por enfermar y por no pasar fechas tan señaladas como las Navidades con los suyos, han merecido la pena. 

Eso sí, a juzgar por sus palabras y su mezcla de sensaciones, no pasará demasiado tiempo para que este joven jerezano, abogado de profesión, que ha cambiado el despacho por la bici plegable que ya le llevó a Roma, también por la fibrosis quística, protagonice una nueva aventura solidaria.

“Ha sido una experiencia intensa donde ha habido absolutamente de todo, tanto climatológica como emocionalmente hablando y todo lo hemos vivido con mucha verdad, tanto en los viajes en bicicleta al estar expuestos en la carretera como en la experiencia en sí”, señalaba , sin dejar de reconocer las contradicciones que le llevaban invadiendo toda la semana. “Nuestra vida se ha convertido todos  los días en amanecer en un sitio, esforzarnos y llegar al siguiente y, no sé...no recordamos vivir de otra manera”. Por esta razón, tras ser conscientes de la ayuda y el apoyo que le han dado en todo este tiempo a las familias y a los enfermos de fibrosis quística, tienen claro que “esto no se puede quedar aquí; tenemos ese compromiso de vida por las personas que sufren esa enfermedad y no queremos dejarlo ahí”.

En el comité de bienvenida no podían faltar los padres de Meira, a los que ya pudo abrazar en Ronda después de cuatro meses días antes. “Fue muy especial, mi madre me dijo que me quería mucho pero que no inventara más cosas para irme, que como no me gustaba más la mesa de un despacho, la corbata y la chaqueta”, contaba entre risas.  Tras clausurar el proyecto, el siguiente punto de encuentro, donde Meira es un incondicional, fue el Tabanco Plateros, donde no podían brindar por otra cosa que no fuera una vez más para que “Para que ellos vivan”.

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