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“Estamos en el momento de mayor riesgo del Marco de Jerez”

Miguel Pérez, secretario general del COAG Cádiz, señala que “el denominador común de los problemas en los cultivos es el precio”

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  • Miguel Pérez, secretario general de COAG Cádiz -

¿Cuántas personas viven del campo, directa o indirectamente, de una u otra manera, en estos momentos en la provincia?

—Hay varios conceptos. Agricultores profesionales, hay unas cuatro mil personas que viven exclusivamente del campo. Después los hay a título principal, que cuentan con otro tipo de entradas, y luego están los perceptores de ayudas PAC, que hay en torno a diez mil en toda la provincia. Somos una provincia típica andaluza, donde conviven los agricultores que se dedican exclusivamente al campo con los que tienen una dedicación parcial y otros que tienen ingresos externos que acompañan con un ingreso de la agricultura.

Hay varios problemas, principalmente cuatro, por acotar: aranceles, Brexit, caída de los precios y falta de agua. ¿De entre esos cuatro cuál es el principal que hay que tener en cuenta ahora?


—El principal y el denominador común en todos los cultivos es el precio. La nula capacidad que tienen los agricultores de trasladar un precio decente, rentable, en todos los cultivos, ya sea marco de Jerez, remolacha... todos tienen ese mal común. Luego hay cosas que van a venir, como el Brexit, que es una auténtica incertidumbre, porque somos una provincia con carácter exportador en hortícolas y en vinos. Jerez exporta unos doce millones de botellas al Reino Unido, y en función del marco normativo estaremos mejor o peor. Luego hay cuestiones que se cruzan, como los aranceles, que nos van a dar de lleno en el aceite de oliva, cada vez más importante en la campiña y la Sierra, aunque se hayan librado el vino de Jerez y el brandy. Depués tenemos la amenaza constante de la modificación de la PAC, que condiciona las ayudas de Europa.

 

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Los pantanos están por debajo del 50%, ¿a estas alturas las restricciones podrían ser evitables o ya no?

—Vamos a esperar a una reunión con Medio Ambiente, a ver cómo se comporta el otoño, pero si sigue así las cosas, las previsiones que teníamos en el verano no van a ser las mismas. Teníamos previsiones de tener asegurada una campaña más de riego. Espero que llueva. Lo que ocurre con el asunto climático, es que estamos alcanzando los mismos niveles de agua, pero no llueve igual, con lo que las cuencas no recogen la misma agua, ni los cultivos se cultivan de la misma forma. Llueve torrencialmente y hay largos periodos de sequía. Tememos ser los primeros europeos en sufrir las consecuencias de la desertificación, porque Cádiz está en primera línea. Hay que tomar medidas.

¿Qué cultivos son los que se están viendo más afectados?

—Fundamentalmente los hortícolas al aire libre, como la patata, el boniato, la zanahoria, que son muy importantes en la provincia. Los demás están comenzando ahora el año agrícola. Quiero ser optimista, esperar a lo que nos diga Medio Ambiente, qué previsiones tienen de acuerdo con el Plan Hidrológico.

Los presupuestos de la Junta para 2020 contempla partidas para regadíos, para el relevo generacional en el campo... ¿son las claves que hay que tocar para compensar las amenazas al campo?

—Todo eso está dentro de un programa que se llama Plan de Desarrollo Andaluz, de acuerdo con Europa. La medida estrella tiene que ser siempre el relevo generacional, y el dinero hay que ponerlo en manos de los jóvenes agricultores. Luego hay que acompañarlo con medidas de agroindustria, que tenemos un importante déficit en la transformación. Producimos muy bien y de todo, y hay mucho interés en invertir en cooperativas, donde hay que poner mucho dinero. En regadío tenemos el problema de los costes, ya que regar es caro, y estas ayudas nos van a venir bien.

El PTA está como está y también se presentó el Plan de Viñedo, pero de todo eso se dejó de hablar. ¿Le ve opciones de futuro a ambas iniciativas?

—El PTA se fue descafeinando y se le ha quitado el apellido agro y abandonando el espíritu inicial. Creo que es una oportunidad perdida, pero nunca es tarde para retomar la idea, porque el potencial que tenemos en la provincia y en Jerez en especial es muy fuerte y lo estamos desaprovechando. Hace falta tener de nuevo un plan acompañado de inversiones, bien pensado.

Cuando les trasladáis ese potencial a las administraciones, ¿qué respuesta les dan?

—Dos sensaciones, una resaca del plan anterior, en relación con un fracaso del que nadie quiere hablar. Y la falta de recursos que hay ahora. Tenemos un nivel de inversiones relativamente bajo, pese a la ITI.

¿Y cómo ve la diversificación del viñedo?

—Yo creo que el viñedo tiene varios problemas. Yo creo mucho en el futuro turístico del viñedo de Jerez, pero tiene un problema fundamental. Nosotros solicitamos que las casas de viñedos que había que conservarlas con fondos perdidos, porque el viñista en estos momentos no tiene capacidad para invertir, ni para mantener la viña, por lo que menos lo va a hacer en las casas. Ese patrimonio histórico cultural urbanístico del campo se nos está cayendo a pedazos sin que nadie diga nada, porque se les pide una coparticipación en la inversión del viñista y esto no es posible. Le piden además que haya una actividad económica aparte de la agricultura, y pocos se van a dar de alta en otra actividad turística, y a esto hay que darle una vuelta. Por otro lado está el tema de los caminos, que sobre todo en el caso de Jerez, no están reconocidos como jerezanos. Y este es un problema recurrente, porque no se trata sólo de recuperarlos sino de mantenerlos, y eso está en un limbo jurídico. No hay que tener miedo a la hora de asumir un patrimonio que es tuyo, porque si no no podemos poner en valor los viñedos, ya que las subvenciones no se pueden ofrecer sobre bienes que no asume el promotor. Y ese paso habrá que darlo.

¿Qué está pasando con el precio de la vid?

—Jerez tiene un problema a la hora de vender el vino, porque se vende muy barato. Y el bodeguero no puede pagarle al viñista, por más que queramos, el dinero que merece el viñista. Y hemos entrado en una rueda de pobreza, de hacer caja, hay bodegas que trabajan la exportación con marca blanca y no se pueden bajar de ese tren que nos lleva al precipicio. Nos tendremos que parar, echar una pensada, decir qué tipo de Jerez queremos, si seguir con la exportación barata o con la cara, que también la hace Jerez con mucha calidad, si queremos llamar a lo barato Sherry y a lo demás Jerez. Hay muchas claves que el Marco tiene que atender. El problema es que no tenemos un plan y nadie lidera el Marco actualmente, y eso es un problema. El Marco siempre ha estado muy vertebrado, con su foro para hablar, y sigue igual de vertebrado, pero ha desaparecido ese foro en el que tomemos decisiones. Nos estamos dejando llevar por el devenir del mercado y actualmente es perjudicial para todos, y no hablo sólo de los viñistas. Estamos en el momento de mayor riesgo del Jerez. Se puede perder esto. Es la sensación que tengo. Y no estamos haciendo lo que debemos. Hay gente dentro del Marco que dice que esto no se arregla con cuestiones puntuales, sino que hay que darle una vuelta completa, y yo estoy de acuerdo con esa visión.

¿Y cómo se le da una vuelta completa?

—Pues a lo mejor recuperando vinos históricos, recuperando mercados, haciendo otras prácticas enológicas, admitir otro tipo de vinos.

¿La palabra clave cuál es, la calidad?

—Yo no creo que el problema sea la calidad, el problema es la dinámica que ha cogido Jerez y sobre todo el tema de los precios y el del volumen, que atiende a un número de botas vendidas, y ese número de botas vendidas va descendiendo anualmente a una media del cinco por ciento. Seguimos en la dinámica de los 70, cuando teníamos 270.000 botas de ventas totales y ahora estamos en las 60.000. Y esto habrá que pararlo de alguna forma.

Ha dicho que estamos en el momento de mayor riesgo para el Jerez. ¿Esta crisis le coge al sector unido?

—Creo que nos coge unidos, pero despistados. Todos coincidimos en lo que nos ocurre, da la sensación de que vamos a una, para revalorizar el Marco, pero después veo que perdemos el tiempo en tonterías. Gastamos energías en temas como el bag in box y en otras cosas que Jerez no se merece.

¿Qué le quita más el sueño, el vino o el aceite?

—A mí me quita más el sueño el vino, no porque sea viñista, sino porque el aceite tiene condiciones más potentes. No hay mejor alimento que el aceite de oliva a nivel mundial y no nos damos cuenta. Es tan potente que en el mercado representa el 3% de las grasas que se consume. Tiene un recorrido muy largo en el mercado. Lo que me preocupa es la especulación que se hace en Andalucía con este producto, porque lo están banalizando. Pero el vino me preocupa, porque es tradición, cultura, alimentación, como dice la norma, y me preocupa que no sepamos manejar el asunto. No quiero ser derrotista, pero hasta que no llegue el momento en que nos demos cuentas no vamos a reaccionar, y creo que ese momento está a punto de llegar.

En el listado de los aranceles de EEUU no se ha incluido el vino. Es una alegría, pero por otro lado hay vinos de la Tierra de Cádiz, bodegas con intereses en otras D.O. al margen del aceite, y al final es algo que nos toca.

—Nos toca y nos preocupa, porque además se supone que tú creas tu explotación de acuerdo con un escenario que crees que es estable, te encuentras con las decisiones de este hombre que gobierna a golpe de twitter en las que contempla una subida de aranceles del 25%, que es insoportable para ciertos productos. Nos preocupa que se habla la espita, porque si entramos en guerra comercial que es un gran paso hacia atrás, no sabemos qué decisiones se pueden seguir tomando en el futuro y que afecten a otros productos, incluso para los que ahora pensaban en exportar.

¿Nos afectará la crisis del porcino en China?

—Nos afecta, aunque nuestra provincia no tiene tanto porcino. La estrella es el caprino y sobre todo el vacuno extensivo, que somos muy potentes. Pero hay mucha gente criando porcino en la zona del Campo de Gibraltar, es un sector que está creciendo de forma potente.

 

 

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