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El ?Alakrana? es liberado tras 47 días de secuestro en el Índico

Después de 47 días de secuestro del pesquero Alakrana y de un sinfín de vicisitudes, los 36 tripulantes han emprendido camino de regreso a España tras cerrarse el acuerdo con los piratas.

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  • Vista general del atunero vasco ?Alakrana? (c) navegando ayer por las aguas del Océano Índico, escoltado por las fragatas ?Canarias? y ?Méndez Núñez? en dirección a las Islas Seychelles. -
Después de 47 días de secuestro del pesquero Alakrana y de un sinfín de vicisitudes, los 36 tripulantes han emprendido camino de regreso a España tras cerrarse el acuerdo con los piratas.

A la vista de todo lo ocurrido desde el pasado 2 de octubre cuando el barco fue apresado, el fin del calvario se ve como una liberación colectiva, comenzando por los familiares y siguiendo por el Gobierno, el PP, el PNV y hasta los medios de comunicación.


Todos ellos han estado sometidos en los últimos días al estado de prudencia decretado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para no perjudicar la resolución del caso, del que sólo falta saber qué hará la Audiencia Nacional con los dos piratas que están en España.

Zapatero fue el primero en exteriorizar su desahogo al anunciar el final feliz y en dar las gracias por la discreción.

“Los marineros están libres y volverán a casa”, dijo sonriente Zapatero al comunicar ayer la puesta en libertad del Alakrana en una rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa junto a su invitado, el presidente de Hungría, László Sólyom, atónito por la expectación del anuncio.

Confirmada la noticia, la alegría se desató en los familiares tanto en el País Vasco como en Galicia, rompiendo el silencio al que se acogieron una vez que el Gobierno les dio garantías de que todo se iba a arreglar.

Este cambio de postura fue el punto de inflexión a partir del cual se allanó el camino, propiciado por las quejas que vertieron después de que los marineros suplicaran que se hiciera todo el ruido posible al no tener visos de esperanza en la liberación.

Fue en Polonia donde Zapatero aseguró el pasado día 9 que la situación podía estar “encauzada”, aplacando la inquietud que se había generado después de que los piratas desembarcaran a tres marineros para presionar en la negociación.

Superado aquel momento, el de mayor tensión, el fin del vía crucis se vio más cerca, a tenor de las esperanzas que iba dando tanto el Gobierno como el patrón del Alakrana, Ricardo Blach.

Encañonado cada vez que sonaba el móvil, Blach se convirtió en el teleoperador al que familiares y medios llamaban para conocer cómo marchaban las cosas en el barco.

Para celebrar la liberación, el que pretende soltarse la lengua ahora es el PP para criticar la gestión del Ejecutivo desde que comenzó el secuestro.

Según su secretaria general, María Dolores de Cospedal, ahora toca decir todo lo que han callado, “que será mucho”, ante las idas y venidas del Gobierno y la Justicia para resolver el embrollo.

En la misma línea está el PNV, que pasó de la crítica a la contención para no entorpecer, pero que quiere sacar los colores a Zapatero por su improvisación y por no haber aprendido la lección del Playa de Bakio tras su secuestro en abril de 2008.

La duda es saber si ambos partidos seguirán haciendo bandera de demandas como la de embarcar infantes de marina en la flota atunera para evitar más secuestros, petición compartida por los armadores.

Como solución salomónica, los pesqueros ya cuentan con vigilantes privados con los que sentirse más protegidos.

Puestos a sentirse liberados, los dos piratas que están en manos de la Audiencia Nacional también se ven así en la práctica.

Su regreso a Somalia fue la exigencia planteada para resolver el secuestro, además del correspondiente pago del rescate.

Abdu Willy y su compañero continuarán en España al menos dos semanas hasta que se les enjuicie y a partir de ahí, se da por descontado que habrá una solución al limbo jurídico en el que han estado desde el traslado pocos días después del secuestro.

El veredicto es incierto aún, máxime después de todo lo ocurrido en la travesía judicial de Abdu Willy, que en pocos días vio variar tres veces su condición legal de mayor o menor de edad al no haber acuerdo sobre las pruebas físicas que se le practicaron.

El juez y la Fiscalía han dejado claro que no aceptarán componendas y que se ajustarán a la ley, mientras el abogado defensor cree que la salida lógica es la expulsión.

Los tripulantes ya se enterarán en casa de este último episodio.

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