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La escritura perpetua

Yo, Yolanda

Los simpatizantes de Sumar han podido cansarse de la melifluidad del mensaje político de Díaz, de su tono ñoño en las comparecencias

Publicado: 21/06/2024 ·
13:25
· Actualizado: 21/06/2024 · 13:25
  • Yolanda Díaz. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Yolanda Díaz se diluye en su levedad. Dimitió como líder de Sumar el 10 de junio tras un nuevo fracaso electoral de esta formación política, esta vez en las europeas. Pero, como Feijóo dijo en Las Cortes, Yolanda Díaz dimitió solo “un poquito”. Porque ella compareció al día siguiente hablando de sí misma en tercera persona, muy en plan “Yoyolanda”, como la llaman maliciosamente sus opositores. “Yolanda Díaz no se va”, afirmó. Porque sigue formando parte de la dirección de Sumar. Y continúa como ministra. Solo dimite, sí, “un poquito”.

Sumar es un proyecto político fallido. Sostenía Yolanda durante el espinoso trayecto de creación de ese espacio político que Sumar consistía en “un proyecto de amor”. Pero Francisco Umbral nos advierte de que el amor es “un concepto burgués”. La izquierda/izquierda, más que a amor, debe aspirar a “tomar los cielos por asalto”, según las teorías de Pablo Iglesias. O la expresada vehementemente por la aguerrida Irene Montero en la campaña de las elecciones europeas en supuesta referencia irónica hacia Sumar: “Izquierdita, izquierdita, que me quede como estoy”. Pablo Iglesias nombró (a dedo) como sucesora electoral a Díaz en Podemos. El dramaturgo Ángel García Pintado (ya fallecido) publicó a principios de los 80 un atrevido libro ensayístico sobre las vanguardias teatrales titulado ‘El cadáver del padre’. Consideraba que la evolución en el arte y en la vida exige matar al padre. Matar, sí, pero no hay que asesinar al padre. Y Yolanda, a las dos semanas de aquel nombramiento, arremetió en una entrevista radiofónica con una  sorprendente dureza próxima a la crueldad contra Pablo Iglesias. A partir de ahí surgió la mayor fractura de Podemos, de la izquierda /izquierda, que en un reciente artículo del periodista andaluz Ángel Munárriz se concluye que puede resultar en el futuro “catastrófica” para la totalidad del espacio progresista en el país.

Los simpatizantes de Sumar han podido cansarse de la melifluidad del mensaje político de Díaz, de su tono ñoño en las comparecencias, de esa rebuscada voz como de personaje dulzón de película de Walt Disney, pero sobre todo quizás se han agotado de la amable aproximación de Sumar a los socialistas, que finalmente ha recubierto al proyecto de un envenenado barniz de ‘marca blanca’ del PSOE. Yolanda Díaz quizás sea una buena ministra de Trabajo. Pero su mensaje está barnizado de la cargante monotonía de quien persigue ser sublime sin interrupción. Yolanda ya no suma. O suma poquito.

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