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La tribuna de Viva Sevilla

Dudas sobre la SE-40

Hoy se reconoce por los responsables de Fomento con palabras como “rescisión”, “remodelaciones”, “nuevo proyecto actualizado”, el nuevo fin de la autovía

En esta tierra andaluza suele afirmarse de aquel que se encuentra de vuelta de muchas cosas y que apenas le queda capacidad de sorpresa para más que “ya  tiene muchos tiros daos”. Es más, si le comentásemos aquellas palabras de James Howell de su obra “Familiar Letters” IV “ un hecho vale más que todo un mundo de promesas”, nos hubiera contestado: “ya te lo decía yo” Pretendemos con esto referirnos a que cuando en nuestra tribuna del pasado 18.06.17 titulada “SE-40 cruce de caminos” ya intuíamos que nuestro camino volvería a cruzarse en corto plazo con el de la autovía: es decir, estilográfica y asfalto.

Esto último es otro decir. Lo que en aquel entonces mencionaban las autoridades respecto a nuestra querida SE-40 se acercaba más a una entelequia o quizás a un deseo positivo en la imaginación de quien lo manifestaba. Expusimos en nuestro artículo las dudas razonadas sobre lo manifestado en su día por las autoridades del Ministerio de Fomento, observando semanas después que nuestros comentarios no iban en absoluto descaminados con lo que ahora nos anuncian. Es decir, “novación” o  “actos administrativos diferentes”. Simplemente, con la lógica en la mano debido a que no cabían muchas más alternativas hablábamos de “suspensión del contrato”.  

Hoy se reconoce por los responsables de Fomento a través de las palabras “rescisión”,   “remodelaciones”,  “nuevo proyecto actualizado”, etcétera, el nuevo fin de la autovía. No vamos a insistir en el tema porque para eso existen las hemerotecas.  Es más, a tenor de las últimas declaraciones del ministro diríamos que lo que aparenta hoy día ser más seguro y definitivo,  o sea lo que no se va a hacer; sin embargo,  ahora nos asaltan otro tipo distinto de dudas, y es sobre lo que se prevé que se espera hacer (¿?). Perdóneme el lector, pero me abruma la confusión. No dudo de la posible buena fe de lo manifestado por las autoridades, pero no debemos ignorar por otro lado el vacío de nuestras arcas, nuestro déficit, el número de desempleados y demás obligaciones de un Estado que no es precisamente el llamado del Bienestar.

Miren, ya nos sobran “espaldarazos a nuestras reivindicaciones” y tenemos los omoplatos descompensados de tantas “palmaditas” en las espaldas, pero hagan bueno aquello de J. J. Rousseau. Émile, IV, recordando que “el más lento en prometer es siempre el más fiel para mantener la palabra dada”.   De acuerdo, hay que hacer frente a todo ello, pero no nos engañemos a nosotros mismos, que suele ser recurso de gente endeble, y mi gente, entre las que me incluyo, no lo es, porque venimos sufriendo sinsabores, que yo recuerde, al menos, desde mucho antes de la época del NO-DO.

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