El gobierno ha presentado el Plan Estratégico 2030, en el que se definen los objetivos de la ciudad para el próximo decenio pero sin especificarse las acciones para lograrlos. Se habla del qué pero no del cómo, que es la clave. Es difícil no compartir esta especie de Bienaventuranzas políticas tan genéricas, del tipo innovación y atracción del talento, políticas activas de empleo, lucha contra la precariedad, modernización del trabajo productivo, etcétera, etcétera, pero aun cuando no se desciende al detalle, su contraste con la realidad ya refleja importantes contradicciones.
Así, por ejemplo, se habla de la identidad industrial y del eje del Guadalquivir industrial mientras se están recalificando en el Plan General de Ordenación Urbana más de 400.000 m2 de suelo del puerto para que dejen de ser industriales. Se preconiza la eliminación de la vía férrea en superficie que convierte en un gueto las Tres Mil Viviendas, pero en vez del soterramiento de la misma, la prioridad del PSOE es el túnel en Nervión para ampliar el tranvía, y la del PP, el soterramiento en el Prado. Se aboga por la vida saludable y el desarrollo sostenible mientras el Pleno municipal aprueba la reutilización del glisofato, agente potencialmente cancerígeno, en los herbicidas para nuestros parques y jardines. Por tanto, somos escépticos sobre este tipo de Planes. Preferimos que la estrategia se demuestre en el día a día en vez de para 2030.