Los hechos en política dicen más que las palabras y el PSOE no podría haber comenzado el nuevo curso político de otra forma, como los malos estudiantes, copiando. Que se lo digan a Manuel Cruz, el presidente del Senado, que lo han pillado con un extenso plagio de su manual de filosofía. Como de eso se trata, de filosofía, seguro que conoce que fue Ortega y Gasset quien dijo que “el mando debe ser un anexo de la ejemplaridad”. Y no parece que la suya sea una conducta ejemplar, ni cuando escribió el manual ni, sobre todo, cuando han llegado las denuncias porque la ejemplaridad de su cargo institucional lo mínimo que exigía eran explicaciones públicas y no silencio.
De todas formas, los plagios del PSOE no son sólo esos, los que afectan a las tesis del presidente del Senado o a las del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Los peores plagios del PSOE son los que nos hacen perder el tiempo. Como el estudiante que dice que trabaja y es mentira. Han vuelto a los exámenes de septiembre para ver si aprobaban la asignatura que dejaron en suspenso en verano, tras las elecciones generales del 28 de abril y la constitución de las Cortes Generales, y no han aprobado porque otra vez han copiado la misma estrategia.
Es lo que saben hacer, por eso desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno engañando a quienes le apoyaron, porque dijo que su único deseo era convocar elecciones de forma inmediata, que es lo que convierte en ilegítima aquella moción de censura, no ha hecho otra cosa que entregarnos una mentira por fascículos, como aquellos que, también en septiembre ofrecían los quioscos para aprender desde un idioma a bailes de salón.
Mientras varios países europeos de nuestro entorno han hecho los deberes durante las vacaciones (¡hasta Italia ha conseguido formar gobierno!), los socialistas españoles viven en una continua y perpetua campaña al frente del Gobierno de España, con una utilización absolutamente descarada e irresponsable de las instituciones. En vez de hablar de leyes, de decretos, de medidas, seguimos hablando de programas. Mientras que el mundo ya se prepara para afrontar una nueva recesión económica, el PSOE se cubre con este tinte recurrente de mes de septiembre, con ese recuerdo al día de la marmota, intentando vender su mensaje electoral como un mantra, tapando su incapacidad de negociar y de gobernar.
Pocos días nos quedan hasta la ansiada resolución de este interminable proceso electoral, que culminará por imperativo legal; como muchos aceptan, con abominable deslealtad, su escaño en este Congreso desde el que escribo. Si han desaparecido de forma natural los fascículos y las colecciones en la era digital, ya es hora de que también desaparezca ese manual de resistencia que estará haciendo fuerte a un político y a su partido, pero débil a toda una nación, España.
