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Jorge Rando expone en Málaga un réquiem por Ucrania

‘Años jóvenes de un viejo maestro' (1ª parte) y 'Ein ukrainisches Requiem'

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 Inspirado por los sones del "Réquiem alemán" de Brahms, el artista Jorge Rando ha creado su última obra, "Ein Ukrainisches Requiem" ("Un réquiem ucraniano") para alertar de que "la humanidad se está suicidando", y muestra la creación desde este lunes en el Museo que lleva su nombre en Málaga.
Nos están bombardeando desde hace meses con la guerra de Ucrania. Hay un cómputo de cosas que la mente del pintor está captando, pero hay que cortar toda la conexión de la mente con Ucrania, con la guerra y con Putin. Si pintas pensando en Ucrania, te sale un churro
"El silencio es la sinfonía más bella que existe, pero suelo pintar con música, porque tiene algo que va muy unido a la pintura", ha afirmado en la presentación de su exposición Jorge Rando, que cree que "ese réquiem lo marca todo, no solo la guerra, también la mentira y la sociedad".

Se confiesa "enamorado de Brahms desde hace muchos años, no solo del 'Réquiem alemán'", y por eso lo ha "utilizado mucho" mientras pintaba, y se declara "satisfecho" del resultado de su última creación.

Explica que siempre se ha hecho "preguntas trascendentales" y no quiere "morir sin contestarlas o sin trasladarlas al lienzo", por ejemplo si "se puede pintar la sinfonía del mar o el olor de las rosas".

"Comí poco, dormí menos, no paré ni descansé hasta que terminé hace unas cuatro semanas la obra. La última obra es siempre un paso más. Estoy convencido de que Velázquez jamás supo que pintó 'Las Meninas', y para él era un cuadro más", añade.

Ha colocado en el Museo Jorge Rando, primer espacio dedicado al arte expresionista en España, un banco tan cerca de la obra que casi se puede tocar, pero el artista apunta que no es obligatorio sentarse, y solo quiere "que miren la obra".

"Si la tocan no me enfado, no pasa nada, porque mientras que yo esté, la restauro", afirma Rando, que agrega que el "mirador" de la obra -"no el espectador", precisa- se debe colocar "tan cerca que tiene que entrar en la obra".

"La obra es sangrante, y está meditada, pensada y pintada hasta el último milímetro, algunas partes con cinco capas y otras con treinta. La última pincelada la pone todo el que mira el cuadro, porque el cuadro no lo tiene que terminar el pintor, como el panadero hace el pan y lo termina el que se lo come".

Para Jorge Rando, los pintores son "notarios" y deben "decir lo que pasa, no criticar ni condenar, solo mostrar", y en el momento de pintar no es el pintor el que pinta, solo es "un instrumento".

"Nos están bombardeando desde hace meses con la guerra de Ucrania. Hay un cómputo de cosas que la mente del pintor está captando, pero hay que cortar toda la conexión de la mente con Ucrania, con la guerra y con Putin. Si pintas pensando en Ucrania, te sale un churro", advierte.

Además de "Un réquiem ucraniano", en la exposición se muestra una selección de obras de sus "años jóvenes", en las que, pese a haberse pintado algunas hace cincuenta años, toca temas plenamente vigentes como la exclusión, las migraciones o el sufrimiento humano.

Al respecto de esta vigencia, Rando señala que él ha luchado a lo largo de toda su carrera "por la esperanza", pero considera que no se puede "vivir en una eterna esperanza" y está "convencido de que a la esperanza hay que abordarla, no esperarla".

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