El tiempo en: Jerez

Málaga

Una exposición sobre el minotauro como \"alter ego\" de Picasso

La muestra \"Picasso. El minotauro en su laberinto\" presenta una selección de cincuenta y cuatro obras, entre grabados, fotografías y material documental, que se centra en el mito del minotuaro y en su asimilación, e incluso identificación, por parte de Picasso

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
  • Exposición. -

La Fundación Picasso-Museo Casa Natal de Málaga acoge desde hoy una muestra sobre la figura del minotauro como "alter ego" del artista malagueño, compuesta por obras de coleccionistas privados y de la Fundación Juan March.

La muestra "Picasso. El minotauro en su laberinto" presenta una selección de cincuenta y cuatro obras, entre grabados, fotografías y material documental, que se centra en el mito del minotuaro y en su asimilación, e incluso identificación, por parte de Picasso.

Al empezar el recorrido de la exposición, que cuenta con el patrocinio de Banca March y que podrá visitarse hasta el 28 de septiembre, hay dos citas que proporcionan la clave para entender la muestra.


Una de ellas es del propio Picasso: "Si se marcaran en un mapa todos los itinerarios que he recorrido y se unieran con una línea, ¿no aparecería quizá un minotauro?".

La otra, de su galerista y amigo Daniel-Henry Kahnweiler: "El minotauro de Picasso, que festeja, ama y se bate, es el propio Picasso".

Junto a estas citas, la icónica fotografía de Edward Quinn en la que Picasso posa con una máscara de toro, da la pista definitiva: la criatura mitad toro mitad hombre que vaga por el laberinto atemorizando a los mortales es, en realidad, su "alter ego".

Picasso habla a través de la bestia mitológica de sus miedos y obsesiones, y el grabado se convierte en un diario personal a través del cual se desentraña la faceta más íntima de un momento especialmente convulso de su vida: la ruptura con Olga Kokhlova y su incipiente amor y paternidad con Marie-Thèrese Walter.

Tras su primera aparición en 1928, el minotauro se apropia del protagonismo creativo picassiano en la década de los años treinta, en la que el tándem toro-caballo tendrá una especial significación.

Esta fascinación queda patente desde el inicio de la exposición, en la que se puede contemplar en un mismo espacio el primer número de la revista surrealista "Minotaure", para la que Picasso representó a la bestia en forma de collage, y el cenit de la presencia del minotauro en la creación picassiana de ese periodo: el grabado "La Minotauromaquia".

Esta una de las piezas más importantes de su carrera como grabador y compendia toda iconografía creada en torno a la identificación del artista con la bestia y que, además, supone un antecedente fundamental para su obra más universal: el Guernica.

Entre estos dos hitos median apenas dos años, durante los cuales el artista malagueño adopta para su representación un lenguaje plenamente clásico, como queda patente en las quince estampas de la Suite Vollard, que conforman el número central de la muestra y que tienen como escenario principal el taller de un escultor.

Aquí se asiste, escena por escena, al tránsito desde los excesos carnales del minotauro a la muerte y la posterior redención de la bestia a través del amor, representado en la obra por su nueva y joven pareja, símbolo de paz y juventud.

La atracción por la criatura mitológica en la obra de Picasso también se repasa en la muestra a través de una completa bibliografía dedicada a su estudio, la exhibición de la colección completa de las revistas "Minotauro", cuyas portadas ilustraron artistas de la talla de Matisse, Duchamp, Derain, Dalí, Miró o Magritte.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN