Esta mañana ha arrancado el juicio en la Ciudad de la Justicia de Francisco Padilla, el trabajador de Renfe que se le reconoció el cáncer derivado de la exposición al amianto, el mesotelioma, una enfermedad profesional derivada de su trabajo de mantenimiento desde principios de los años 80 en los talleres de Los Prados de la compañía ferroviaria en Málaga.
En los últimos años, la vida de este hombre ha sido una pesadilla. Quimioterapia, una intervención quirúgica que le extirpó un pulmón, la pleura y medio diafragma, y radioterapia.
Este trabajador, de 53 años, ha vivido los peores pronósticos de esta grave enfermedad, cuenta su esposa, Pepi Reyes, que ha acudido a los tribunales para exigir una indemnización de 350.000 euros por las secuelas físicas, estéticas y morales que está padeciendo su marido desde que se le diagnosticó este terrible cáncer.
En la actualidad, Francisco Padilla, que no ha podido asistir a este juicio por motivos de salud, está con un nuevo tratamiento de quimioterapia debido a que este tumor maligno se ha extendido al otro pulmón, relataba su mujer con una gran tristeza en la cara. “Está muy mal, tanto física como psicológicamente, y le han aconsejado que no venga. Es muy duro lo que está pasando mi marido por no haberse tomado las precauciones necesarias”, afirmaba Reyes momentos antes de entrar a la sala.