Una diminuta momia egipcia que durante mucho tiempo se creyó era la de un halcón es en realidad un raro ejemplo de un feto con malformaciones severas próximo al fin de gestación.
Las exploraciones detalladas por micro TC --dirigidas por el experto en momias Andrew Nelson de Western University en Londres, Canadá-- han desenvuelto prácticamente a la momia para revelar lo que habría sido una tragedia familiar hace dos milenios: un varón, nacido muerto entre las 23 y 28 semanas de gestación y con una rara afección llamada anencefalia en la que el cerebro y el cráneo fallan para desarrollarse apropiadamente
Su identificación errónea en el Museo Maidstone en el Reino Unido, como 'EA 493 - Periodo ptolemaico halcón momificado', salió a la luz en 2016 cuando el museo decidió realizar una tomografía computarizada de su momia femenina residente y, de paso, escanear 'EA 493' y otros momias de animales al mismo tiempo.
Ahí fue cuando la momia más pequeña sorprendió a los expertos, quienes la identificaron como un feto humano. Pero las tomografías computarizadas carecían de detalles y Nelson trabajó con el Museo y Nikon Metrology (Reino Unido) para realizar una exploración con micro-TC: una exploración de muy alta resolución que no implicaba dañar a la momia de ninguna manera.
Nelson luego reunió a un equipo interdisciplinario para examinar e interpretar las imágenes en lo que se ha convertido en el escaneo de mayor resolución jamás realizado de una momia fetal. El resultado se presenta en este vídeo:
Las imágenes muestran los dedos de los pies y las manos bien formados, pero un cráneo con graves malformaciones, dice Nelson, un bioarqueólogo y profesor de antropología en Western. "Toda la parte superior de su cráneo no está formada. Los arcos de las vértebras de su columna vertebral no se han cerrado. Sus pabellones auditivos están en la parte posterior de su cabeza".
No hay huesos para dar forma al amplio techo y los lados del cráneo, donde el cerebro normalmente crecería. "En este individuo, esta parte de la bóveda nunca se formó y probablemente no hubo un cerebro real", dice Nelson.
Eso la convierte en una de las dos momias anencefálicas que se sabe que existen (la otra fue descrita en 1826) y, con mucho, la momia fetal más estudiada de la historia.