El Papa ha lamentado que el mundo se encuentre hoy en una situación "al borde de un equilibrio frágil" con "bloques contrapuestos" y ha deplorado el escenario "dramáticamente infantil" en el que "se juega con fuego, misiles y bombas".
"Parece que estamos presenciando un escenario dramáticamente infantil: en el jardín de la humanidad, en vez de cuidar del conjunto, se juega con fuego, misiles y bombas, con armas que provocan llanto y muerte, llenando la casa común de cenizas y odio", ha señalado Francisco durante su discurso en la clausura del 'Foro de Bahrein para el diálogo: Oriente y Occidente por la coexistencia humana', celebrado en la plaza Al-Fida del complejo del Palacio Real Sakhir, en el que ha estado acompañado el Rey Hamad bin Isa y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb.
Y ha añadido: "Después de dos terribles guerras mundiales, después de una guerra fría que durante décadas tuvo al mundo en vilo, en medio de tantos conflictos desastrosos en todas partes del globo, entre voces de acusación, amenaza y condena, nos encontramos aún tambaleantes en el borde de un equilibrio frágil, y no queremos desplomarnos".
Durante su alocución, ha denunciado la "paradoja" que supone que la mayor parte de la población mundial "está unida por las mismas dificultades, afligida por graves crisis alimentarias, ecológicas y pandémicas, así como por una injusticia planetaria cada vez más escandalosa", en tanto que "algunos poderosos se concentran en una lucha decidida por intereses particulares, desenterrando lenguajes obsoletos, redefiniendo zonas de influencia y bloques contrapuestos".
En esta línea ha lamentado que "Oriente y Occidente se asemejan cada vez más a dos mares contrapuestos".
Su discurso también se ha guiado por el Documento sobre la Fraternidad Humana, firmado por Al-Tayyeb y el Papa en Abu Dabi 2019. De este modo, ha señalado que "no basta decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre".
Así ha asegurado que "los líderes religiosos" no pueden dejar de comprometerse y "de dar buen ejemplo": "Tenemos un papel específico. Nuestra tarea es animar y ayudar a la humanidad, tan interdependiente como desconectada, a navegar conjuntamente".
Francisco se ha referido a la libertad religiosa: "Toda coacción es indigna del Omnipotente, porque Él no ha entregado el mundo a esclavos, sino a criaturas libres, a las que respeta totalmente. No es suficiente conceder permisos y reconocer la libertad de culto, es necesario alcanzar la verdadera libertad religiosa".
Sobre la educación, ha asegurado que donde faltan oportunidades de instrucción "aumentan los extremismos y se arraigan los fundamentalismos". "Y, si la ignorancia es enemiga de la paz, la educación es amiga del desarrollo; por lo que no debe ser rígida y monolítica, sino abierta a los desafíos y sensible a los cambios culturales; no autorreferencial y aislante, sino atenta a la historia y a la cultura de los demás; no estática sino inquisitiva, para abrazar aspectos diversos y esenciales", ha recordado.
En concreto, ha destacado tres emergencias educativas: el reconocimiento de la mujer en el ámbito público, la protección de los derechos fundamentales de los niños y la educación a la ciudadanía, a vivir juntos, en el respeto y la legalidad.
Antes de concluir su discurso Francisco ha insistido en que Dios "invita a actuar, especialmente en favor de tantas de sus criaturas que todavía no encuentran suficiente espacio en las agendas de los poderosos: pobres, niños por nacer, ancianos, enfermos, migrantes". "Si nosotros, que creemos en el Dios de la misericordia, no escuchamos a los indigentes y no damos voz a quien no la tiene, ¿quién lo hará?", ha finalizado.