Alrededor de 140 millones de brasileños están citados este domingo en las urnas en más de 5.500 ciudades donde votarán a sus respectivos alcaldes y concejales, con la vista puesta en Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Curitiba y Fortaleza.
Estas elecciones municipales contarán con una ingente despliegue de seguridad, que ha movilizado a más de 40.000 soldados, de acuerdo con el Ministerio de Defensa brasileño. Sin embargo, serán los primeros comicios que se celebran bajo la ley Ficha Limpia en vigor, que impide que se presenten candidatos con antecedentes penales.
Sao Paulo, el principal granero de votos y la capital industrial de Brasil, se debate entre tres candidatos con un exiguo margen entre ellos, de acuerdo con los últimos sondeos.
El elaborado por Ibope vislumbra un triple empate, aunque otros otorgan una ventaja de dos puntos al excandidato presidencial, exalcalde y exgobernador de Sao Paulo José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Le sigue el popular presentador de televisión Celso Russomanno, del conservador Partido Republicano Brasileño (PRB), con el 25 por ciento de los votos. En tercer lugar y un punto por debajo, el exministro de Educación y protegido del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Hadad, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
La dupla formada por Lula y su predecesora, Dilma Rousseff, se han dejado ver juntos de forma puntual, en la mayoría de las ocasiones en Sao Paulo, para tratar de impulsar la apuesta personal del exmandatario brasileño.
Rousseff, sin embargo, ha intensificado sus actos de campaña en los últimos días en su ciudad natal, Belo Horizonte. Allí, el candidato del PT, Patrus Ananías, cuenta con el 40 por ciento de los votos, según Ibope, muy lejos del 55 por ciento del actual alcalde de Belo Horizonte, Marcio Lacerda, del Partido Socialista Brasileño (PSB). Las encuestas conceden la reelección a Lacerda incluso en caso de segunda vuelta.
LA HEGEMONÍA DEL PT, AMENAZADA
Los sondeos tampoco vaticinan un buen resultado para el PT de Rousseff y Lula en uno de sus más importantes bastiones, Porto Alegre, donde el alcalde, José Fortunati, del Partido Democrático Laborista (PDT), podría imponerse, al igual que Lacerda en Belo Horizonte, en la primera vuelta al superar el 50 por ciento de los votos. En este caso, el candidato gubernamental, Adán Vilaverde, solo obtendría el once por ciento de los votos, según Ibope.
No obstante, el PT sí podría hacerse con la alcaldía de Fortaleza, en detrimento del candidato del PSB. Así pues, Elmano de Freitas aventaja a Roberto Claudio en un cuatro por ciento, aunque el sondeo llevado a cabo por Datafolha vaticina un empate técnico y una segunda vuelta muy igualada entre ambos candidatos.
Asimismo, el alcalde que regirá la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos en 2016, Río de Janeiro, será con toda seguridad Eduardo Paes, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de acuerdo con las últimas encuestas.
Por último, en Curitiba, el sondeo elaborado por Ibope prevé un duelo igualado entre el empresario Ratinho Junior, del Partido Social Cristiano (PSC), y el candidato del PSB, Luciano Ducci, cuya diferencia no rebasa los cuatro puntos.
En el actual mapa político, el PT mantiene siete de las 26 grandes capitales de Brasil, si bien las últimas encuestas no prevén que consolide su presencia en más de cinco, entre ellas Goiania, Fortaleza, Salvador, Joao Pessoa y Río Branco. La segunda vuelta se celebrará el día 28 de octubre.
CITAS DEPORTIVAS Y MUJERES
Estas elecciones dibujarán un nuevo panorama político con el Mundial de fútbol en dos años y la cita olímpica en 2016. Brasil, que se erige como una de las principales potencias emergentes, sin embargo, aún combate por consolidar la seguridad en sus grandes urbes.
A la seguridad ciudadana se le suma el estado de las infraestructuras. Rousseff ha aprobado un plan de inversiones de unos 51.000 millones de euros a repartir en las próximas dos décadas.
La mejora de las condiciones de vida de las favelas y de las vías de comunicación del país son las dos principales prioridades para la clase política brasileña.
En el plano social, la población brasileña también calibrará las políticas aplicadas por el Gobierno de Rousseff tras el legado de Lula, con la permanente contrapartida del elevado desempleo entre los menores de 30 años, máxime en las zonas rurales.
No en vano, uno de los avances más destacados en el último año ha sido la aprobación de una ley que establece un mínimo de mujeres en las listas del 30 por ciento, justo un año después de que Brasil eligiera a su primera presidenta de la historia.
Estos comicios marcan el 80 aniversario del sufragio universal en Brasil, pero al mismo tiempo pone a prueba la participación femenina en la vida política: en las elecciones municipales de 2008, el 85 por ciento de las mujeres censadas acudieron a las urnas.