Las autoridades estadounidenses han retirado los cargos contra Paul Kevin Curtis, el sospechoso de enviar cartas con ricino al presidente, Barack Obama, y al senador republicano Roger Wicker, sin que, de momento, hayan trascendido las causas.
Curtis fue detenido el pasado miércoles en su vivienda de la ciudad de Corinth, ubicada en el estado de Misisipi, en un gran operativo de seguridad ante la sospecha de que era el emisario de las cartas envenenadas.
Las cartas --dos enviadas a Wicker al Capitolio y una a Obama al servicio postal de la Casa Blanca-- fueron analizadas en distintos laboratorios y dieron positivo en ricino, una sustancia tóxica que puede llegar a ser letal.
El pasado lunes, el agente del FBI Brandon Grant declaró ante un tribunal que no han hallado ricino ni en la vivienda ni en el coche de Curtis y apuntó a que le podían haber tendido una trampa, aunque no detalló quién.
"Respeto al presidente Obama y amo a mi país. Nunca haría nada que supusiera una amenaza para él o para otro funcionario estadounidense", ha dicho Curtis en la rueda de prensa que ha ofrecido este martes tras recuperar su libertad.
"Esta semana ha sido una pesadilla para mí y para mi familia. Mi madre y mis hijos han sufrido mucho. Me gustaría volver a la normalidad", ha añadido, en declaraciones recogidas por la cadena CBS.
Además, la prensa estadounidense ha revelado que, de forma paralela a la liberación de Curtis, las fuerzas de seguridad han registrado una vivienda en la ciudad de Tupelo, también en Misisipi, en relación con este caso.
El ricino es una potente toxina que causa hemorragia intestinal, diarrea, vómitos, deshidratación e hipotensión. Tras una agonía de diez días, puede llegar a causar la muerte. De momento, no hay antídoto.