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\"Reaprender\" a tocar, la vida después del ébola

Trabajadores sanitarios y cooperantes se esfuerzan por dar una \"forma humana\" al \"contacto plastificado\"

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  • DESPUÉS DEL ÉBOLA -

El brote de ébola en África Occidental se ha llevado por delante más de 5.000 vidas, pero también las rutinas de cientos de miles de personas que deben ahora observar una serie de cuidados que terminan convirtiéndose en norma para quienes trabajan día a día con pacientes y ciudadanos en riesgo.

   Laurent Duvillier, un portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que ha visitado recientemente Liberia, ha relatado a Europa Press cómo es vivir "en un contexto donde nadie se toca", donde hace falta "inventar nuevas formas de saludar" como "abrazos virtuales" a distancia.

   Los trabajadores sanitarios tanto extranjeros como locales, así como la población local, entienden que "para la seguridad de todos" es necesario guardar las distancias, pero Duvillier, con experiencia en tragedias como Haití, ha insistido en que buscan fórmulas con las que suplir el contacto humano y decir: "Estamos contigo y te apoyamos".

   A su vuelta a Senegal, donde reside junto a su familia, Duvillier ha tenido que "reaprender" comportamientos "tan normales como dar la mano o dar un abrazo". En este sentido, ha admitido que él mismo sigue "censurándose" como medida de precaución.

   Se trata de "pequeñas rutinas", como ha explicado la médico Julia García-Gozalbes, que ha viajado dos veces a Guinea para colaborar en las tareas de Médicos Sin Fronteras (MSF). A su vuelta a España, García-Gozalbes se ha dado cuenta de que se lava las manos más a menudo, como recuerdo de una práctica que en Guinea hacía "constantemente".

   Esta médico sevillana ha explicado a Europa Press que en los centros de tratamiento hay un grifo con cloro en cada espacio y los protocolos establecen medidas de higiene muy estrictas para limitar al máximo el riesgo de contagio. El ébola, que tarda hasta 21 días en mostrar los primeros síntomas, se transmite a través de los fluidos corporales del enfermo.

   Los límites se dejan notar en el trato con el paciente, a los que los trabajadores deben asistir con un aparatoso traje que apenas deja entrever los rostros del personal médico.

   García-Gozalbes ha dicho que entre los propios compañeros se van transmitiendo estrategias para facilitar este contacto y ha contado como ejemplo que ella cantaba a los niños para que viesen "que detrás de esa máscara había alguien" y superasen ese "contacto plastificado". Una compañera pintó la pared con dibujos para tratar de "crear vínculos" con los niños.

   UNICEF ha incluido dentro de sus programas de actuación la implicación de supervivientes, toda vez que pueden relacionarse con los niños de una "forma humana" gracias a su inmunización. Tratan a los enfermos como "personas normales" y les muestran un "mensaje de esperanza", el de que "la enfermedad no es una sentencia de muerte", según Duvillier.

LA CURACIÓN

   La desaparición del virus en la sangre marca la recuperación de un enfermo y su consiguiente inmunización. Los protocolos de MSF establecen que el paciente debe ducharse con agua clorada y, sin tocar nada de su alrededor, ponerse ropa limpia que está envuelta en varias bolsas de plástico.

   García-Gozalbes ha destacado que se trata de un "momento bonito" del que intentan hacer partícipe a las familias. Los trabajadores del centro se esfuerzan de hecho por actuar con normalidad y tocar al paciente para hacer ver su curación y reducir el miedo que puedan tener sus propios parientes.

   El personal de MSF llega incluso a desplazarse a las comunidades en caso de que no acuda ningún familiar a ver al enfermo. Una vez allí, "se abraza y se toca delante de todo el mundo" a la persona ya curada, para poner de manifiesto la superación de la enfermedad.

   Las primeras curaciones en una comunidad siempre son "las más complicadas", ha admitido la cooperante de MSF, que ha establecido diferencias entre los niveles de "concienciación" en función de las zonas.

   Así, mientras que en Gueckedou --origen del brote--, la población está "muy, muy concienciada", en regiones con pocos casos "vuelve a empezar la historia". El virus parece en estas zonas "algo teórico" sin riesgo vital y la población muestra "cierta resistencia" a la hora de acudir a un centro de aislamiento, ha añadido.

CAUTELA

   La Organización Mundial de la Salud ha revisado su estrategia de recuento en las últimas semanas para elaborar balances más precisos, lo que se ha traducido en una aparente reducción del número de nuevos casos por el brote en África Occidental. Actualmente, más de 5.000 personas han perdido la vida por esta enfermedad.

   Sin embargo, García-Gozalbes ha advertido del riesgo de cantar victoria antes de tiempo, ya que en algunas zonas el contagio sigue disparado, mientras que Duvillier ha advertido de que "el error más importante sería bajar ahora el nivel de vigilancia.

   "No vamos a parar hasta el último caso", ha subrayado el miembro de UNICEF, quien también ha advertido de que "la batalla contra el brote no tenemos que ganarla en Madrid, en París o en Nueva York, sino donde están las raíces, en África Occidental". Además, pasada esta etapa de emergencia, "los niños huérfanos seguirán huérfanos".

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