La visita de Roberta Jacobson, responsable del Departamento de Estado de EEUU para Latinoamérica, el próximo miércoles a la Habana pretende acelerar el acercamiento entre ambos países, pese a que no se esperan grandes acuerdos en esta primera toma de contacto cargada de significado.
La marcha de la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos estará está semana cargada de símbolos: la llegada a la Habana del enviado de más alto nivel de Washington en décadas y el discurso del Estado de la Unión de mañana, en el que el presidente Barack Obama explicará su giro respecto a La Habana.
El programa estadounidense en Cuba pasará por poner las bases de la reapertura de embajadas en ambos países, un hito que agilizaría el diálogo entre La Habana y la Casa Blanca y las gestiones consulares, hasta el momento realizadas por las limitadas Secciones de Intereses.
Según explicaron hoy funcionarios estadounidenses en teleconferencia, las delegaciones abordarán el 21 de enero el diálogo migratorio, que hasta ahora era el principal foro bilateral, para centrarse el día 22 en el proceso de reapertura de embajadas.
Jacobson, que tendrá al otro lado de la mesa a una delegación cubana encabezada por Josefina Vidal, directora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), quiere tratar la eliminación de los límites al personal diplomático estadounidense, las restricciones al movimiento de miembros de la misión y las dificultades para recibir envíos del exterior.
La encargada de Latinoamérica del Departamento de Estado espera poder reunirse durante su visita con miembros de la sociedad civil y representantes de la oposición dentro de la isla para escuchar sus opiniones sobre el cambio de rumbo negociado entre Washington y La Habana.
"Disponer de una robusta presencia diplomática va en interés de la seguridad nacional de Estados Unidos. Es una mejor manera de avanzar esos intereses y una vía para empoderar al pueblo cubano", explicó la fuente del Gobierno estadounidense.
El 17 de diciembre, Obama anunció en un discurso a la nación su intención de reconstruir las relaciones con Cuba, debido a que más de medio siglo de enemistad y bloqueo económico no habían dado los frutos esperados por Washington.
Los acontecimientos se han sucedido desde aquel anuncio: hoy finaliza la primera visita de congresistas a Cuba para recoger impresiones y el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, tiene previsto encabezar una visita de empresarios a la isla caribeña.
Un grupo de 78 antiguos políticos conservadores y liberales, empresarios, expertos y miembros de la comunidad cubanoestadounidense enviaron hoy una carta de apoyo al acercamiento propuesto por Obama y le instaron a conseguir compromisos con el Congreso, que desde este mes está controlado por los republicanos.
El acuerdo entre el régimen castrista y Obama fue posible tras más de un año de negociaciones secretas y la liberación del estadounidense Alan Gross y un agente al servicio de EEUU, así como la liberación de los tres espías del grupo de "Los Cinco" que permanecían encarcelados en Estados Unidos.
Posiblemente, Obama presente mañana en su discurso del Estado de la Unión la liberación de Gross como la primera gran victoria de su cambio de rumbo en las relaciones con Cuba ante un auditorio repleto de republicanos que disienten de la estrategia del presidente.
Al discurso, el senador republicano y cubanoestadounidense Marco Rubio ha invitado a Rosa María Payá, hija de Oswaldo Payá, fallecido en un accidente de tráfico en Cuba, del que en el exterior se ha responsabilizado al régimen.
Pese a todo la normalización sigue su curso: Cuba ha liberado a 53 presos políticos y Washington ha aliviado significativamente los requisitos para viajar a la isla, así como para realizar intercambios financieros y comerciales desde el pasado viernes.
Ahora le toca el turno a la apertura de embajadas, pero el Gobierno estadounidense se mantiene cauto: "es difícil saber qué pondrá el Gobierno cubano sobre la mesa...pero no vamos con la expectativa de cerrar todos los temas en esta primera conversación".
"Esperamos que tras esta primera conversación se acelere el ritmo de diálogo", explicaron las fuentes estadounidenses, que esperan poder intensificar las relaciones en áreas como la lucha contra el narcotráfico o en asuntos de salud, como la lucha contra el ébola, en la que Cuba y Estados Unidos son referentes.
La próximas fases del delicado proceso de normalización trataran la salida de Cuba de la lista que EEUU elabora con los estados a los que acusa de promover el terrorismo, un proceso que el Departamento de Estado está revisando y prevé tener listo en menos de seis meses.
El gobierno estadounidense confía que con los avances en todas estas áreas en un futuro sea posible una visita aún más histórica, la del secretario de Estado, John Kerry, a Cuba.