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China eleva su discurso antinipón en el 70 aniversario de la guerra entre ambos

Hubo palabras de acercamiento a Estados Unidos, Rusia o incluso la vieja rival India, pero no así hacia Japón, país con el que China prácticamente ha paralizado todo contacto diplomático

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La conmemoración este año del 70 aniversario del fin de la II Guerra Mundial, en la que el a veces olvidado frente de Asia Oriental vivió luchas tan o más cruentas que las de Europa, promete añadir más tensiones a la habitual mala relación entre Japón y China, país que hoy advirtió seriamente a Tokio.

En la rueda de prensa en la que el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, repasó la política global del gigante asiático, hubo palabras de acercamiento a Estados Unidos, Rusia o incluso la vieja rival India, pero no así hacia Japón, país con el que China prácticamente ha paralizado todo contacto diplomático.

"Japón perdió la guerra hace 70 años, y siete décadas después no debe perder su conciencia", advirtió Wang en la única rueda de prensa que el jefe de la diplomacia china da en todo el año, siempre en las semanas de sesión plenaria de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo).

Wang aseguró que Tokio debe escoger "si sigue llevando la carga de su historia o decide romper limpiamente con la agresión pasada". "La elección es de Japón", insistió el ministro chino, quien reconoció que las rencillas históricas entre ambos países "continúan acechando nuestros lazos".

Japón invadió China y luego otros países de Asia Oriental durante la Segunda Guerra Mundial, en la que cometió en ese continente graves crímenes de guerra similares a los de la Alemania nazi en Europa, tales como matanzas indiscriminadas de civiles o uso de armas químicas y biológicas.

Pekín y otros países de la zona, como las dos Coreas, mantienen que el Ejecutivo de Japón, a diferencia de antiguas potencias del Eje como Alemania o Italia, no ha mostrado nunca verdadero arrepentimiento por sus crímenes de guerra, que fueron juzgados por tribunales internacionales.

La frecuente publicación en Japón de libros de historia o de texto que minimizan la invasión de Asia Oriental, o las frecuentes visitas de dirigentes nipones al santuario tokiota de Yasukuni, donde se homenajea entre otros a 14 criminales de guerra japoneses, son, según China, muestras de esa falta de arrepentimiento.

A ello se han unido, con la llegada del conservador Shinzo Abe al puesto de primer ministro japonés, hechos como la revisión de la constitución pacifista nipona o el aumento de los roces territoriales entre las dos potencias, especialmente por la soberanía del archipiélago Diaoyu/Senkaku.

El ministro chino parafraseó las palabras de un antiguo diplomático chino para señalar que "cuando un agresor es consciente de su culpa, es más fácil que una víctima se recobre de su sufrimiento", en referencia a la posición de su país.

El año pasado, China instauró por primera vez el 3 de septiembre como fiesta de celebración de su victoria ante Japón, y en 2015, cuando se cumplirá el 70 aniversario de la rendición nipona, Pekín organizará por primera vez un desfile militar conmemorativo de ese evento, probablemente en esa misma fecha.

El desfile, similar a los que cada año se organizan en Moscú, ha sido visto por los observadores como un nuevo escollo para las ya malas relaciones entre China y Japón, aunque Wang defendió hoy que se trata de un evento "perfectamente normal y natural".

"Nuestro objetivo (con el desfile) es recordar la Historia, conmemorar a los mártires, celebrar la paz y mirar al futuro", afirmó el canciller, quien reiteró que China invitará a líderes internacionales a asistir a la parada militar, aunque todavía no se ha confirmado de qué países.

"Damos la bienvenida a cualquiera que sea sincero en su deseo de venir", subrayó Wang, mientras la prensa internacional esta semana ha especulado con la posibilidad de que tanto el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como el de EEUU, Barack Obama, sean invitados.

Hasta ahora, Pekín sólo había celebrado estos desfiles en su fiesta nacional (1 de octubre) para conmemorar la fundación, en ese día de 1949, de la República Popular.

Debido al fuerte dispositivo de seguridad que se monta en esos desfiles, en los que el centro de Pekín es cortado al tráfico rodado y de personas durante más de 24 horas, en las últimas décadas esta parada militar sólo se ha celebrado en los aniversarios más "redondos" de la fundación del régimen (la última fue en 2009, por el 60 aniversario, y la anterior en 1999).

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