La canciller alemana, Angela Merkel, recuperó este sábado el espíritu del eje franco-alemán al prometer una respuesta conjunta a los atentados de París, mientras su Gobierno alertaba contra una instrumentalización xenófoba de esos ataques, en medio de la crispación generada por la crisis migratoria.
"Alemania llora con Francia", afirmó la líder alemana, puesto que los ataques registrados en París son "atentados contra todos nosotros", ante lo que se impone una acción conjunta en "defensa de nuestros valores", tanto desde la ciudadanía como en la acción de Gobierno en la lucha contra el terrorismo, señaló.
A la declaración de Merkel, realizada a primera hora, siguió una reunión de su gabinete de crisis con sus ministros de Exteriores, Defensa, de la Cancillería, Interior y Justicia, además del de Economía y vicecanciller, Sigmar Gabriel, mientras se reforzaba la presencia policial en las fronteras, aeropuertos y estaciones de tren.
Además, se habían intensificado los controles en el tráfico aéreo, por carretera y ferroviario -aunque sin imponer control de pasaportes-, cuando desde Baviera se conoció la noticia de la detención, el 5 de noviembre, de un posible cómplice de la trama terrorista parisina.
Se trata de un hombre, de 51 años y procedente de Montenegro, que fue detenido en una autopista bávara y un cuyo automóvil se encontraron armas automáticas, granadas y kilos de explosivos.
El sospechoso tenía en su navegador una dirección en Francia, confirmó el ministro del Interior, Thomas de Maizière, y se investiga si existe una relación entre ésta y los atentados parisinos.
"Alemania sigue en el objetivo del terrorismo internacional", resumió el titular de Interior.
Al mismo tiempo, lanzó un llamamiento para evitar que lo ocurrido en París sea instrumentalizado por grupos de ultraderecha.
"Pido encarecidamente, como ministro de Interior y como político responsable, que no se lancen parábolas precipitadas en medio del debate en torno a los refugiados", advirtió el ministro, en alusión a la crispación generada por la llegada incesante de solicitantes de asilo.
De Maizière aseguró que las fuerzas de seguridad tiene bajo observación tanto a militantes de la yihad como a sus simpatizantes, "pero también a la ultraderecha", por el peligro de que este sector trate de capitalizar el horror ante los atentados.
Merkel está sometida desde hace semanas a fuertes presiones del ala más derechista de sus filas democristianas, que la apremian a que contenga la llegada de refugiados -este año se espera que Alemania reciba más de un millón de solicitantes-.
El propio De Maizière se saltó en los días pasados la norma de la disciplina con anuncios de medidas restrictivas no consensuadas con la canciller, pero hoy pareció decidido a mostrar cohesión en medio de la conmoción general y la gravedad de lo ocurrido.
La crisis migratoria ha dado brío a formaciones que se creían agónicas, como los euroescépticos de Alternativa para Alemania y los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida).
En paralelo se han sucedido algunas andanadas populistas entre los socialcristianos de Baviera, socios en la coalición de Merkel.
La canciller y el presidente alemán, Joachim Gauck, coincidieron con sus mensajes de dolor y solidaridad hacia Francia, el más tradicional y directo aliado de la primera economía europea.
Junto a las declaraciones institucionales se produjeron actos espontáneos, como la concentración de miles de ciudadanos ante la Puerta de Brandeburgo en Berlín, sobre cuya facha se proyectaron los colores de la bandera francesa, como ya ocurrió cuando fueron perpetrados los atentados contra la revista "Charlie Hebdo" el pasado enero.
La conmoción en Alemania es profunda, espejo de la sensación de que, efectivamente, el país vecino no es el único amenazado por el yihadismo.
Por si faltaban factores de empatía, uno de los escenarios de los atentados del viernes fue el estadio de París, donde la selección alemana de fútbol disputó ayer un amistoso contra Francia cuando comenzó la oleada de ataques terroristas.
El conjunto alemán regresó esta mañana a Alemania, tras pasar la noche en el estadio por razones de seguridad y después de haberse sentido tan "parisinos" como los ciudadanos de la capital francesa, unidos en el temor y la incertidumbre, bajo los impactos de explosiones, según señalaron sus integrantes.