El portugués António Guterres aspira a liderar Naciones Unidas con un proyecto que pasa por "renovar" la institución para que hable "más alto y más claro" y garantizar así que su voz sea oída, pero también respetada.
Creo que es preciso hablar más alto y más claro para tener más capacidad de movilizar a la comunidad internacionalAntiguo líder del Partido Socialista luso, ex primer ministro de Portugal y durante una década Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Guterres se postula ahora para suceder a Ban Ki-moon en la secretaría general del organismo con la pretensión de darle más fuerza, sobre todo en la resolución de conflictos.
Ingeniero de formación, cuenta con un largo currículum político pero también social, tras colaborar en diferentes causas humanitarias. Su candidatura cuenta con un apoyo unánime en su país natal, donde es calificado de "humanista", y en los últimos meses se ha erigido en uno de los mayores críticos con la posición de Europa en la llamada "crisis de los refugiados".
"En algunas materias la ONU hizo oír su voz, como con el cambio climático, pero en otras, sobre todo relacionadas con paz y seguridad y en ciertos aspectos con Derechos Humanos, creo que es preciso hablar más alto y más claro para tener más capacidad de movilizar a la comunidad internacional", defiende en una entrevista con EFE.
Guterres (Lisboa, 1949) utiliza las palabras "renovación" y "reforma" como parte de su estrategia para que Naciones Unidas deje de ser "una estructura muy fragmentada" y afronte de forma integrada los desafíos que se le presentan.
"Vemos que los conflictos se multiplican y, al mismo tiempo, los viejos conflictos no terminan. Y cada vez hay una mayor interconexión entre ellos", advierte el político luso, quien lamenta que la comunidad internacional haya perdido "capacidad en materia de prevención y resolución".
Por ello, aboga por "impulsar" la diplomacia para la paz con el propósito de que el líder de la ONU actúe "de mediador y aglutinador de voluntades" para poner fin a los enfrentamientos violentos que sacuden el mundo.
Guterres incide en un cambio de perspectiva dentro de Naciones Unidas para tener una visión más global de la paz y no "segmentada como hasta hoy", y recuerda que el 70 % del gasto del organismo se dedica "a operaciones para mantener la paz en sitios donde a veces no hay paz para mantener".
"En las guerras de hoy no hay ganadores ni vencidos, todos pierden", según Guterres, quien cita el caso de Siria como ejemplo de conflicto donde es necesario hacer comprender a todas las partes los perjuicios que conlleva la desestabilización de la región.
"Mirando a Siria, se ve claramente que aquellos que combaten allí no podrían continuar haciéndolo si dejasen de tener el apoyo financiero, en armas y a nivel político que algunas de las potencias globales o regionales les dan", critica, convencido de que la ONU debe hacer más para contribuir a encontrar una solución.
Sobre el terrorismo islamista, íntimamente conectado con varios de los conflictos abiertos por todo el planeta, reconoce que el uso de la fuerza es "muchas veces absolutamente indispensable" y que los Estados "tienen el deber moral y el derecho legal" de utilizarla.
No obstante, hace hincapié en que para luchar contra este fenómeno no bastan los medios militares y es necesario ir a las "raíces que facilitan el reclutamiento por parte de organizaciones terroristas de gente desesperada".
"Hoy existe un progreso económico y tecnológico indiscutible, pero las desigualdades han aumentado, sobre todo en el interior de cada país, donde hay áreas de población que se sienten discriminadas (...) Y eso lleva a situaciones de revuelta, de combatir la sociedad que explican muchos movimientos radicales y terroristas", argumenta.
En su opinión, la clave radica en que los poderes públicos trabajen en favor de la diversidad y la tolerancia, lo que exige "una gran inversión" para tener éxito y evitar enfrentamientos.
"Los populismos políticos, los fundamentalismos religiosos, los nacionalismos exacerbados... Algunos derivaron en expresiones de naturaleza terrorista", destaca Guterres, quien considera que el líder de la ONU debe ser "un ejemplo de imparcialidad".
En clave interna, el político luso se muestra favorable a una reforma del Consejo de Seguridad -órgano clave en el funcionamiento de Naciones Unidas- que le haga "más operativo y eficaz", aunque no se pronuncia sobre cuál sería la mejor estructura ni sobre el polémico poder de veto que mantienen las cinco grandes potencias: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia.
Además, Guterres apoya una mayor apertura de la ONU "a las empresas, la sociedad civil y las organizaciones regionales" a través de "alianzas", y recuerda que en ACNUR ya lideró una reorganización que permitió recortar gastos administrativos.
Poner fin a las violaciones y abusos cometidos por "cascos azules" en misión de paz es una de las "prioridades" de su proyecto, para lo que aboga por implicar a los Estados responsables de esas tropas para hacer de la lucha contra ese tipo de actos "una cuestión de prestigio" nacional.