Ajenos a la "tormenta perfecta" que sacude a Brasil, con una grave crisis política, una recesión económica y las amenazas del zika, el dengue y la gripe A, los cariocas se preparan para hacer su "agosto" con alquileres astronómicos durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Fátima, una exprofesora de gimnasia devenida en agente inmobiliaria, se ha especializado en alquilares para eventos especiales y confía en que los Olímpicos de agosto próximo le permitirán cerrar negocios "redondos".
Entre sus ofertas, un apartamento de unos 70 metros y dos habitaciones, que en temporada normal no superaría los 1.000 o 1.200 euros mensuales y que pretende alquilar en agosto por 30.000 reales (7.500 euros) o por 350 euros/noche.
Lo más llamativo es que el apartamento en cuestión está en el barrio de Leme, a los pies de las favelas de Babilonia y Chapeu Mangueira y a unos 50 kilómetros del Parque Olímpico levantado en Barra de Tijuca.
"No importa la distancia; viene mucho extranjero y lo paga", asegura Fátima, que comparte el negocio con su hija y presume de que "ella ahora está muy ocupada buscando casas para un grupo que vendrá de Catar y que va a pagar muy bien".
Los organizadores esperan más de un millón de visitantes, entre ellos unos 350.000 extranjeros, del 5 al 21 de agosto, pero admiten que las preocupantes informaciones sobre el zika, el dengue y la gripe A pueden afectar a la convocatoria.
Según los últimos informes oficiales, el virus de la gripe A ha provocado 23 víctimas desde principios de año en el estado de Río de Janeiro, donde se han registrado 434 casos de microcefalia en recién nacidos asociados al zika.
La inseguridad es también un factor a considerar en una ciudad donde la violencia se cobra 4 vidas cada día.
"Si, todo eso cuenta, y esto no es Londres", admite Fátima, pero ninguno de estos elementos tumba sus expectativas ni la hace reconsiderar los precios.
Fátima tiene mucha competencia. Miles de cariocas sueñan con alquilar sus casas por precios disparatados durante los Juegos.
Las tarifas más altas se pagarán en Barra de Tijuca y sus alrededores, las más próximas a las instalaciones olímpicas, donde se multiplican los anuncios de alquiler con precios medios diarios que oscilan entre los 200 y los 1.000 euros por noche para estudios y apartamentos de uno o dos cuartos.
Pero pueden llegar incluso a los 7.000 euros por noche cuando se trata de villas de lujo o hasta los 14.000 euros/día que pagó el jugador Ronaldinho en el Mundial de fútbol de 2014 por una exclusiva mansión en Río de Janeiro.
Con estas cifras en juego, no es de extrañar que muchos vecinos de la zona se planteen abandonar sus casas para alquilarlas e instalarse en la vivienda de alguno de sus familiares mientras duran los Juegos.
Alojarse en Ipanema o Copacabana, la turística zona sur de Río, pese a la distancia del recinto olímpico -un trayecto de unos 50 kilómetros que puede demorar hasta dos horas- es también tentador para los aficionados, sobre todo para los extranjeros que acudirán a los Olímpicos, por eso los alquileres son también astronómicos, aunque las viviendas a veces no reúnan unas condiciones mínimas.
Es el caso de Sonia, la propietaria de un apartamento de dos cuartos frente a la playa de Copacabana, dispuesta a cobrar miles de euros durante los Juegos, aunque su edificio estará sin gas durante los próximos cuatro meses.
"Es un apartamento de nivel y hay buenos restaurantes y buenas panaderías cerca para conseguir comida. Ducharse con agua fría no es problema en Río aunque sea invierno", se justifica.
Estos Juegos pueden dejar beneficios también para barrios excluidos de los circuitos turísticos, como Diodoro, escenario de las competencias de rugby y decatlón, donde los precios se multiplicarán, sin llegar a las desorbitadas cifras de la elegante zona sur o la olímpica Barra.
No obstante, según estimaciones de páginas de alquiler on line, a dos meses y medio del inicio de los Juegos, apenas hay unas 30.000 reservas cerradas para alquileres temporales, una cifra muy inferior a la registrada en vísperas del Mundial, en el que Río fue sólo una de las doce sedes.
"Hay una expectativa demasiado alta y puede ocurrir que unas semanas antes del inicio de los Juegos, cuando los propietarios se den cuenta de que no van alquilar, se derrumben los precios", apunta Guillerme, agente de una inmobiliaria de la zona sur.
"Pero van a aguantar hasta el último momento", advierte.