El Gobierno francés quiere evitar un nuevo confinamiento muy estricto por los efectos que tendría pero reconoce que la situación sanitaria, con una presión en los hospitales al límite, sobre todo en la región de París, va a empeorar todavía más y por eso no lo descarta.
Este este el argumento que desarrolló hoy, lunes, el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que en una entrevista a la emisora France Info aseguró que "la prioridad absoluta es proteger la salud de los franceses".
"Todas las opciones están encima de la mesa para garantizar la seguridad sanitaria de los franceses", indicó al ser interrogado sobre la posibilidad de imponer un confinamiento como el que hubo hace un año.
Negó que las razones económicas estén primando sobre las sanitarias --"sería estúpido y sería irresponsable"-- y también que en el Ejecutivo haya dos campos que defienden una u otra prioridad.
En los últimos días, se están multiplicando las declaraciones públicas de responsables de hospitales que alertan de la presión que sufren por el aumento de los enfermos de covid, sobre todo en las ucis y muy particularmente en la región de París.
En un artículo publicado este lunes por el diario Le Monde, nueve médicos de los hospitales públicos de París afirman que "es hora de que el Ejecutivo asuma clara y públicamente las consecuencias sanitarias de sus decisiones políticas".
La víspera, 41 médicos que trabajan en las unidades de cuidados intensivos y en las urgencias alertaban de que ante la "discordancia flagrante entre las necesidades y los recursos disponibles, nos veremos obligados a hacer una selección entre los pacientes para salvar el mayor número de vidas posibles".
De acuerdo con los datos publicados este domingo, en toda Francia hay 4.872 pacientes en las ucis, un número muy cercano del máximo de 4.903 de la segunda ola a mediados de noviembre. En la región de París, donde se ha superado ampliamente la capacidad teórica de las unidades de cuidados intensivos, ese pico ya se ha sobrepasado.
El ministro de Economía insistió en que "evitar a los franceses el confinamiento y evitar el cierre tanto como sea posible es una buena decisión" y además "responsable".
Hizo notar que en otros países europeos donde se han tomado medidas más estrictas que las que han estado en vigor en Francia los resultados han sido "desgraciadamente decepcionantes". "La única solución --añadió-- es la vacunación masiva".
Desde el 20 de marzo se están aplicando unas restricciones más severas en los departamentos con una mayor incidencia del coronavirus, lo que afecta ahora al 35 % de la población del país e implican la prohibición de desplazarse fuera de un radio de 10 kilómetros en torno al domicilio.
Esas restricciones se añaden a las que están en vigor en toda Francia, donde desde finales de octubre están cerrados establecimientos como los bares, restaurantes, cines, teatros, salas de espectáculos o gimnasios.