Las cifras epidémicas en Francia mejoran a un ritmo más rápido de lo que esperaban los científicos que asesoran al Gobierno, lo que debe permitir poner fin a la obligación general de llevar mascarilla en el exterior a partir de julio.
El presidente del Consejo Científico, Jean-François Delfraissy, reconoció este martes, en una entrevista a la emisora RTL, que con la dinámica actual de reducción de la incidencia sería "muy difícil" mantener esa obligación "después del 30 de junio".
"Hay que ser razonable. Las gente que va a pasear por el campo, a las playas va a decir que acabemos con eso", comentó el máximo responsable del organismo en el que se basa el Ejecutivo del presidente, Emmanuel Macron, para tomar las decisiones de gestión de la crisis sanitaria.
Pero insistió en que hay que tener cuidado para no levantar por ahora esa prohibición, ya que daría una señal que podría ser interpretada como el fin de otras medidas de protección frente al virus.
Delfraissy se mostró confiado en el impacto que tendrá la nueva fase de desescalada en Francia que comienza este miércoles con el retraso del comienzo del toque de queda de las 9 a las 11 de la noche, con la autorización de la apertura de bares cafés y restaurantes en el interior (ahora solo pueden servir en las terrazas), y la posibilidad de organizar algunos eventos con hasta 5.000 personas.
La razón de esa confianza es el avance de la campaña de vacunación (espera 35 millones de personas inmunizadas para finales de mes) y también el hecho de que el tiempo acompaña con el aumento de las temperaturas. El resultado de todo eso es que "las cifras (epidémicas) han bajado más rápido de lo que habíamos imaginado".
Este lunes se comunicaron 1.164 contagios en las últimas 24 horas y una nueva reducción del número de personas hospitalizadas, con 14.323 y 2.472 en las unidades de cuidados intensivos. La tasa de positivos en los últimos 7 días se sitúa en el 2,4 %.
A juicio de Delfraissy, el verano debería desarrollarse "en condiciones satisfactorias".