El 11-S se convirtió en el punto de inflexión del yihadismo, cuando Al Qaeda se erigió en la red extremista más global hasta ese momento. Pero, 20 años después, con su fundador Osama bin Laden muerto y un liderazgo ausente, está lejos de lograr sus objetivos y tiene un gran rival: el Estado Islámico (EI).
"El 11 de septiembre produjo una expansión sin precedentes del yihadismo en todo el mundo", afirma a Efe Barak Mendelsohn, experto en Al Qaeda y el movimiento yihadista del Haverford College, y agrega que el ataque reivindicado por Al Qaeda "funcionó muy bien" para su propaganda, pero "creó unas expectativas que (los terroristas) no pudieron cumplir con su poder limitado".
Sin duda, el 11 de septiembre fue el inicio de una serie de eventos históricos, como la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003. Este último llevaría años más tarde a la creación del EI, que robó protagonismo a Al Qaeda desde 2014 y se ha convertido en su mayor adversario.
DE LA FAMA A LA FALTA DE LIDERAZGO
"Como grupo, el ataque lo colocó en la cima de la jerarquía yihadista. Fue su momento de fama", afirma a Efe Tore Refslund Hamming, consultor en yihadismo y creador de Refslund Analytics.
Al Qaeda demostró "qué tipo de amenaza podría y plantearía el movimiento a nivel mundial", agrega, y el saudí Osama bin Laden se convirtió en el hombre más buscado del planeta, una figura que atemorizaba desde sus escondites entre las fronteras de Afganistán y Pakistán.
No fue hasta una década más tarde, el 2 de mayo de 2011, cuando el entonces presidente estadounidense Barack Obama anunció la muerte del fundador de Al Qaeda en una operación en Abbotabad (Pakistán).
Aunque eso no supuso el fin del grupo, cuyo mando tomó el egipcio Ayman al Zawahiri, sí dio el golpe más duro a la organización, que se vio reducida a una red con muchas ramas pero sin un liderazgo central, debilitada por las sucesivas pérdidas de sus comandantes y la supuesta mala salud de Al Zawahiri.
Al Qaeda "es un grupo con algunas ramas exitosas pero un liderazgo central débil. Al Zawahiri tiene mala salud y le cuesta comunicarse con su grupo y mucho más con las ramas. Y sufre incoherencias ideológicas y estratégicas debido a la brecha entre su ideología transnacional y las ramas de enfoque mayoritariamente local", señala Mendelsohn.
Según varios informes del Consejo de Seguridad de la ONU, en 2021 Al Qaeda ha atravesado "un período de gran desgaste de su liderazgo, con múltiples pérdidas en Afganistán, Mali, Somalia, el Yemen y en la región de Idlib, en el noroeste de Siria".
Asimismo, el organismo apunta a que Al Zawahiri se encuentra "en algún lugar" entre Afganistán y Pakistán: "Las informaciones sobre su muerte no han sido confirmadas. Un Estado miembro ha informado de que probablemente esté vivo, pero muy frágil para aparecer en la propaganda".
AL QAEDA VERSUS EL EI
Tan solo tres años después de la muerte de Bin Laden, Al Qaeda rompió todos los lazos con el Estado Islámico de Irak (EII). Pocos meses tras la escisión, Abu Bakr al Bagdadi proclamó desde la ciudad de Mosul un "califato" en territorios de Irak y Siria, acaparando desde entonces todos los titulares y relegando a Al Qaeda a un segundo plano.
"La presencia del Estado Islámico ha liberado a Al Qaeda de gran parte de la atención de los medios. De repente, alguien se mostró más cruel y amenazador. Pero esto encajaba con las ambiciones de Al Qaeda, ya que el grupo estaba en el proceso de cambiar su imagen", asevera Hamming.
Por su parte, Aymenn Jawad al Tamimi, experto en extremismo en la Universidad de George Washington, afirma a Efe que Al Qaeda sigue siendo "importante en Somalia y en el Yemen", donde cosecha "más éxito" que el EI, aunque ha quedado apartada en otras zonas importantes, como Siria e Irak.
¿LA VUELTA DE AL QAEDA EN AFGANISTÁN?
La contienda entre el EI-Khorasan, la rama afgana del grupo, y Al Qaeda pone en evidencia la rivalidad entre las dos organizaciones que buscan aumentar su presencia en Afganistán, sobre todo a raíz de la salida de las tropas estadounidenses y la toma de Kabul por los talibanes.
"No hay duda que Al Qaeda está en Afganistán y su presencia probablemente vaya a aumentar. Pero no será fácil mantener campos de entrenamiento si el Gobierno de los talibanes quiere tener relaciones con Rusia y China", explica Al Tamimi.
Para Mendelsohn, a Al Qaeda le resultará "más fácil encontrar refugio en Afganistán, pero no está claro que pueda utilizarlo para operar de la forma en la que lo hizo antes del 11-S".
Los talibanes necesitan "aceptación internacional y hasta ahora han señalado que no planean ser actores internacionales deshonestos", añade el experto. "Aliarse demasiado con Al Qaeda sería contraproducente" para los nuevos gobernantes en Kabul, de los que la comunidad internacional espera garantías de que no permitirán que el país vuelva a ser una base para el terrorismo global.