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“La eutanasia no es un acto médico, nosotros los médicos sanamos, no matamos”

Antonio Aguado asume por segunda vez la presidencia del Consejo Andaluz de Colegios Médicos con un reto muy distinto al de su primera vez: derrotar la pandemia

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  • Antonio Aguado, presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. -

Antonio Aguado repite al frente del Consejo Andaluz de Colegios Médicos ocho años después de la primera vez con retos mucho más delicados que aquella primera vez. Por un lado, su mandato coincide con la despenalización de la eutanasia, que rechaza de plano. Por otro, la pandemia pone a prueba el sistema sanitario. Al respecto advierte de que ha faltado previsión y pedagogía y es necesario mejorar las condiciones de los profesionales.    

Asume la presidencia en un momento complicado.

–Estuve de presidente hace ocho años y desde luego no tiene nada que ver la situación aquella con la actual. La otra vez,  el reto era conseguir que se hiciera oficial la colegiación obligatoria; ahora el reto es ayudar a luchar contra la maldita pandemia que tanto daño está haciendo a la población y en general también a los sanitarios.

Se cumplen los peores pronósticos con la campaña de vacunación masiva.

–Al parecer ha sido un problema de logística en cuanto a la distribución de las vacunas. Actualmente en España solo tenemos una vacuna  que se tiene que mantener a una temperatura bestial, de 70-80 grados bajo cero. Eso obliga a tener congeladores especiales. Además, las comunidades autónomas están manteniendo stock para vacunar a quienes ya se han vacunado a los 21 días porque, si no se hace, se pierde eficacia. Ahora mismo no se puede jugar con la misma alegría que si tuviéramos garantizado que nos van a llegar vacunas en tiempo y hora. Lo que pasa es que hay que salir explicando esto a la población.

¿Falta pedagogía?

–Sin lugar a dudas. El Consejo General de Colegios de Médicos reprobó al compañero (Fernando Simón) que estaba con el ministro (Salvador Illa). Hemos pasado de que no se tenía que llevar mascarilla a llevar mascarilla imprescindiblemente. En verano, salió el presidente ediciendo que habíamos vencido al virus. ¿Cómo se puede decir que ya hemos vencido al virus y que podemos tener más alegría sabiendo lo que es una pandemia? Todos teníamos un respeto profundo a cómo podía evolucionar y era lógicamente fácil que hubiese una segunda ola. 

El Covid no da tregua, desde luego. Se habla incluso que las nuevas cepas puedan burlar la inmunidad de las vacunas que se han desarrollado hasta el momento.

–Estoy convencido de que son noticias más alarmistas que reales. Una vez que se sabe el mecanismo de cómo hacer la vacuna no habría mayor inconveniente técnico en modificarla. Con la gripe, todos los años vemos qué ha pasado en el hemisferio sur, para adaptar la vacuna en el hemisferio norte y no pasa absolutamente nada.

Cómo puede salir (el presidente) a decir que hemos vencido al virus en verano? Falta pedagogía

¿Se está vacunando bien en Andalucía?

–Se ha hecho profesionalmente muy bien. El personal está formado y eso es una garantía sanitaria. Es lógico que se haya empezado a vacunar a las personas que están en las residencias de ancianos, que han pagado con su vida la pandemia, y después el personal sanitario. Lo que sería interesante ahora sería vacunar a muchas más personas al día con el objeto de que consiguiéramos el efecto rebaño, con un 70% de la población. Pero yo tengo también la ilusión como médico que, al igual que con otras enfermedades, se consiga un tratamiento para la enfermedad en sí. Hasta 1956, la tuberculosis era la primera causa de mortalidad en España. Parecía imposible dar con un tratamiento y hoy es muy difícil que un paciente se muera de ello.

En cualquier caso, la pandemia ha evidenciado que nuestro sistema sanitario no es el mejor.

–Quizá haya habido presunción en decir que éramos los mejores, pero la sanidad española es muy buena. El sistema de formación es quizá de los mejores que existen en el mundo. Prueba de ello es que se dan tortas por coger a los médicos españoles en Alemania o Francia, donde están súper considerados y cobrando el doble o triple de lo que cobran aquí. Es cierto que no se valoró una situación así, no estaba previsto el nímero de camas o los hospitales de reserva que había que tener por prevención. Recuerdo lo triste y lo drmático que fue la faltra de equipos de protección individuales en la primera parte de la pandemia, con compñaeros que usaron bolsas de basura. Yo mismo me encargué de buscar dinero por todos lados para comprar batas y mascarillas porque no había material.

Tampoco había profesionales sanirarios.

–En Andalucía tenemos el problema de que siguen yéndose muchos medicos fuera, no solo al extranjero, también a otras comunidades, porque seguimos con sueldos que no son equiparables.

¿Qué se puede hacer, además de equiparar salarios, para solventar el problema?

–Estamos pidiendo que todo médico que termine su su formación tenga la posibilidad de acceder al MIR para que no se tenga que marchar o quedarse trabajando en otras actividades.

Si le duele un hombro por una infección puede esperar un mes con tratamiento, hay que dar prioridad”

¿La extensión del complemento de exclusividad también ayuda?

– Éramos los únicos en Europa que lo manteníamos. El PSOE decía que era una cuestión ideológica. Afortunadamente el Gobierno andaluz actual lo ha quitado. Era injusto que al médico que terminaba de trabajar y se iba a casa le dieran 900 euros y al que se iba a seguir con su actividad en una clínica privada se le penalizara.

¿Hay que invertir más en los profesionales que en hospitales pandémicos y recursos materiales?

–Nosotros tenemos que seguir pidiendo que haya de todo. Muchas veces hay que entender que no se pueden extender las posibilidades económicas. Por eso, cuando Amancio Ortega donó aceleradores para radioterapia se lo agradecí enormemente aunque hubo quien dijo que parecía mentira que tuviéramos que agradecer la limosna de ese señor.

Es complicado echar una mano, de todas formas.

–Ofrecimos médicos retirados voluntarios porque son unos magníficos rastreadores por su carrera. Quizá hubo descoordinación al principio, pero en verano se canalizó mejor.  

¿Preocupa el incremento de otras patologías como el cáncer por la excesiva atención al Covid?

–Se ha suspendido la actividad en muchos quirófanos pero la prioridad sigue siendo la oncología. Es cierto quie las patologías preexistentes siguen existiendo y ahora quizá no se haya aplicado el seguimiento como se debería haber aplicado porque muchas camas y servicios estaban ocupadas por pacientes Covid. Pero cuando vemos un proceso que no puede esperar, se hace. Yo he mantenido abierta mi consulta. He estado al pie del caballo por responsabilidad. No hemos abandonado a nuestros pacientes en ningún momento.

Pero sí se han anulado o retraso pruebas diagnósticas.

–Hay cosas que pueden esperar y cosas que no pueden esperar. Si hay una persona que tiene una obstrucción biliar, hay que hacerle una ecografía o una resonancia y eso ha funcionado a satisfacción. Ahora, si una persona tiene un dolor en el hombro por una infección, no tiene mayor problema si aguanta un mes o un mes y medio con el tratamiento oportuno para hacerle la prueba. Hay que dar prioridad a dolencias de mayor gravedad o que estén relacionados con otras patologías. 

Tengo la ilusión de que se consiga, además de la vacuna, un tratamiento contra el coronavirus”

El personal sanitario ha pasado de ser aplaudido a volver a ser noticia por agresiones en centros hospitalarios o de salud. ¿Por qué?

–La persona que está enferma quiere que se solucione su problema de forma inmediata y no respeta que haya lista de espera, quiere ser atendido los primeros y carga su miedo y su ira con las personas que tiene a su alrededor. Existe la convicción, además, de que los médicos no están trabajando en los ambulatorios. Pero sí están trabajando de la forma que pueden, telemáticamente. En la medicina es fundamental la consulta, estar al lado del paciente, explorarlo, tocarlo, pero hay muchas patologías que se pueden solucionar con una videollamada o la burocracia de facilitar un parte de baja.

¿Qué le reclaman, por tanto, a la Junta de Andalucía?

–Bastante tiene el Gobierno andaluz con lo que tiene encima. Ahora mismo lo que le reclamamos es que luche contra la pandemia y que las vacunas lleguen al mayor número de población en el menor tiempo posible.

¿Son fluidas las relaciones con el Gobierno autonómico?

–Las relaciones a nivel personal son buenas. El consejero (de Sanidad, Jesús Aguirre) fue el presidente del Colegio de Médicos de Córdoba y nos une una muy buena relación. También tuve una buena relación con Marina (Álvarez) Aquilino (Alonso) y María José (Sánchez Rubio). Pero nosotros tenemos que velar por los intereses de los compañeros y a veces tenemos que enfrentarnos en algunas cosas que luego son razonablemente discutidas y se han retirado (como la orden de la suspensión de vacaciones del 8 de noviembre), en ocasiones porque se la han colado. Me da mucho miedo que se hagan cosas de medicina sin estar médicos de por medio, como ha pasado con la eutanasia. 

El proyecto de ley se ha aprobado pese al rechazo de los profesionales sanitarios. ¿Qué es lo que ha ocurrido?

–No han contado con nosotros para nada. El Gobierno maneja unas encuestas que plantean la eutanasia para tener una muerte que no duela, pero eso no es la eutanasia. Para morir sin dolor, necesitamos cuidados paliativos. Todavía en España muere un número muy elevado de muchos miles de personas sin cuidados palitivos, acompañados de las personas que quiere a su lado, con consuelo religioso o espiritual, plácidamente. El Gobierno debe hacer una ley de cuidados paliativos y no decir que la eutanasia es un acto médico porque eso es rotundamente falso. Nosotros sanamos, no matamos. El Gobierno dice que va a hacer un registro de profesionales que se oponen a practicar la eutanasia. Yo mismo he escrito pidiendo que haga un registro de los médicos que sí quieren practicarla, como se hizo con el aborto. Pero si quieren hacer un registro para que nos señalemos, nos da exactamente igual. Que nos ponga donde quiera. Nosotros siempre defenderemos la vida, no la muerte. Solo hay eutanasia en tres o cuatro países del mundo. Le puedo garantizar que la inmensa mayoría de los médicos pensamos de esta manera.

 

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