El mito de la "leyenda negra" contra España, que de forma intermitente aflora desde la colonización americana en el siglo XVI, sobrevuela el filme "También la lluvia", construido por Icíar Bollaín sobre un texto de Paul Laverty, que también lamenta la secular marginalidad de la población indígena.
"También la lluvia", elegida por la Academia del Cine para representar a España en los Óscar de Hollywood, ha tenido una excelente acogida entre el público y la prensa acreditada durante su estreno hoy en la jornada inaugural de la 55 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
Dedicada al historiador y político estadounidense Howard Zinn (1922-2010), acérrimo defensor de los derechos civiles recientemente fallecido, la quinta película de Bollaín (Madrid, 1967) se levanta sobre un guión del británico Paul Laverty, inseparable colaborador del director Ken Loach e inspirador del realismo social de éste.
La realizadora madrileña ha elegido el Festival de Valladolid, donde en 1995 presentó su ópera prima ("Hola, ¿estás sola?"), para la puesta de largo de su condición de primera directora española aspirante a un Óscar, así como para presentar lo que supone un punto de inflexión en su trayectoria.
Es la primera vez que Bollaín dirige un filme que no ha escrito y se evade por completo de las coordenadas intimistas, vinculadas a las relaciones humanas, de sus anteriores trabajos, que hasta la fecha completan "Flores de otro mundo" (1999), "Te doy mis ojos" (2003) y "Mataharis" (2007).
Más de siete años ha tardado Laverty en dar forma a un guión "muy complejo y ambicioso pero muy bonito", que "reparte cera a todo el mundo" y que "genera debate, emoción y reflexiones", a partir de la amplia gama de "niveles y matices" que ofrece un relato donde "se habla de muchas cosas".
Así se ha expresado Bollaín, en una rueda de prensa, poco antes de asistir a la gala inaugural de la 55 Seminci y al estreno en España de "También la lluvia", vista ya en el último Festival de Toronto (Canadá) y a finales de septiembre en Cuenca, con carácter de preestreno, para cumplir con los requisitos de la Academia de Hollywood para aspirar a los Óscar.
Dos películas de época confluyen en el filme, la colonización española en América y la denominada Guerra del Agua, que en 2000 levantó a la población indígena de Cochabamba (Bolivia) contra el Gobierno en su decisión de privatizarla.
El ensamblaje de ambas, en una pretendida estrategia de paralelismos o juego de espejos, es el argumento de la película: un grupo de cineastas rueda una película en Cochabamba sobre Cristóbal Colón y su relación con los indígenas, quienes se ven sorprendidos por esas revueltas a las puertas del siglo XXI.
El hilo conductor o temático, en palabras de Bollaín, "es la resistencia" de los oprimidos, los mismos que hace 500 años "lucharon con piedras y palos" contra los conquistadores españoles, y que cinco siglos después han hecho lo mismo, con idénticas armas, contra el Gobierno de Bolivia y una empresa privada, ha añadido Laverty por su parte.
El guionista británico, pareja y padre de los tres hijos de Bollaín, se ha referido a esa resistencia de los indígenas bolivianos como un ejemplo para Europa en los actuales tiempos de crisis económica, donde los recortes siempre afectan a los mismos, a las clases y eslabones más desfavorecidos de la sociedad.
"También la lluvia" critica a los estamentos pero mantiene su fe en los hombres, como los dominicos Fray Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos, protectores de los indios y precursores de los derechos humanos, a quienes se alude en la cinta, y también en el pueblo llano como dueño de su propio destino si éste se lo propone, como aconteció en la Guerra del Agua.
Los indios "llevan la desconfianza en los genes después de siglos de explotación", exclama uno de los personajes del largometraje en alusión a la colonización, de donde partió la denominada Leyenda Negra contra España que ha sido objeto de una abundante documentación historiográfica.