Hace tiempo que el 23 de la calle Varacruz se ha convertido en un espacio sin la vitalidad de antaño. Atrás quedó el 29 de marzo de 1935, cuando, sin saberlo, Rota daba la bienvenida al mundo a un niño que elevaría los estándares de calidad literaria del municipio. Más de 89 años desde que la creatividad de una prosa llevaría al mundo literario a ubicar en el mapa a la Villa de Rota.
Ángel García López murió en la oscuridad de la madruga debido a un paro cardiorespiratorio que puso fin a su victoria
a la vida en el deporte de alcanzar la alegría con las manos. Su figura
ha jugado un papel fundamental en el panorama nacional, siendo uno de los grandes exponentes de la poesía contemporánea en España, reconociéndose con destacados galardones como el Premio Nacional de Poesía, el Premio Adonais y el Premio de la Crítica, y muchos más. Parece que ahora una pregunta resonará en el ambiente:
¿estoy contigo a solas, o la luna cambia mi sombra desvelada? Igual es
tu boca la poca, la tasada punzada que me toca y que me inmola.
Sin ser 24 de noviembre anticipó que
acuden a sus ojos nuestros ojos para llorarle porque
le miras y ya no encuentras a nadie. Lamentablemente así será, el que fuera nombrado Hijo Predilecto por el Ayuntamiento de Rota desde 2003 no volverá a deslizar su bolígrafo por el papel. No volverá a emitir cartas (porque hasta ahí llegó su romanticismo infinito) para comunicarse con las instituciones. No volverá a
traer una canción en las pestañas y un arroyo sin límite en el cuello. Pero quien camine por el centro histórico de la ciudad podrá leer los verso de 'Madrugada en Ubiarco' plasmados en el primer azulejo de la senda poética del Ateneo, incluso ahí fue precursor en la localidad.
La noche nos arrebató a uno de los grandes talentos de los últimos tiempos. Un genio de la poesía que impregnó su cercanía en cada uno de sus versos. Ángel García López da nombre al certamen literario más importante de Rota, así como ha descrito las emociones más enterradas de cualquier ser humano, como el sentimiento de añoranza a tu tierra, su Rota:
Y han cruzado palomas hacia el nido
el Sur, donde lo mágico emergía,
mientras el aire hablaba en el oído
su antigua, y no olvidada, melodía.
Me pregunto si
sintió en los músculos cansancio o si
llegó, libre, a la meta, una vez que
solucionó lo grávido del suelo. A las puertas de otoño hasta el más optimista se aguarda de que un último aguacero de verano nos zarandee con
una lluvia nueva entre los párpados. García López nunca pudo ni quiso esconder su fuerte sentimiento de pertenecia a la Bahía de Cádiz, tanto que al ser preguntado por el Diario de Cádiz sobre qué influencia ha tenido en su obra respondió: "La bahía gaditana, el horizonte de mi niñez, siempre ha sido el telón de fondo de mi pensamiento, la caja de música que ha sonado en mi verso desde mis primeros ensayos de escritura". En esta misma entrevista confesó que la poesía le condicionó en la docencia: "me ha obligado a ejercer año tras año el apostolado de la palabra escrita e intentar que mis alumnos se acercasen con un amor igual al verso y a la prosa; me ha exigido esforzarme día tras día hasta que mis alumnos supiesen entender la importancia del lenguaje y la emoción de lo bien dicho".
Nada recuerda ahora la feria del vivir,
nada recuerda ahora la bella floración porque las palabras enmudecen bajo un estado de ensimismamiento que únicamente nos recuerdan a los versos de Ángel García López.