El símbolo es un concepto que se utiliza para representar una idea que se percibe a través de los sentidos cuyo significado es aceptado socialmente.
El uso de los símbolos ha sido utilizado por la humanidad a lo largo de la historia, y es un recurso muy útil para transmitir una idea o concepto. En la actualidad las “marcas” comerciales hacen uso de sus propios símbolos como estrategia identificativa.
Otro ejemplo que podemos utilizar es el de las señales de tráfico, a través de su simbología nos muestran cómo debemos actuar en cada momento: señal de stop, ceda el paso, etc. Todos ellos son símbolos aceptados socialmente y conocidos por todos y todas.
La iconografía simbólica impregna un amplio espectro cultural, si hablamos de la “justicia” a todos nos vendrá a la cabeza la imagen de una mujer con los ojos vendados sosteniendo en su mano izquierda una balanza y en su mano derecha una espada.
El uso de los símbolos cambia a lo largo de los periodos históricos, si a día de hoy podemos relacionar la figura del tridente con el arma que porta Lucifer, debido a nuestra cultura judeocristiana, en la antigüedad grecolatina estaba relacionado con el Dios Neptuno o Poseidón. Los símbolos cambian y se adaptan a los tiempos y a las personas que los usan.
En muchos casos se pretende convertir en un símbolo a personas que poco tienen que ver en la realidad con lo que pretenden representar.
Cuando en el año 2008, Barack Obama fue elegido presidente de los Estados Unidos, quiso transmitirse su elección como una victoria del pueblo afroamericano, pero ¿en realidad es así?, ¿representa Obama a los afroamericanos?.
Barack Obama, pertenece a una familia acomodada, que poco tiene que ver con las necesidades que pasan el amplio colectivo que supone la población afroamericana en Estados Unidos, ni sufrió las trabas sociales y económicas que sufren millones de personas en aquel país.
Otro ejemplo es el de Hillary Clinton, su campaña estuvo fundamentada en su condición de mujer, ¿realmente Hillary Clinton representaba a las mujeres estadounidenses?, ni su condición socioeconómica ni sus objetivos políticos, podían representar a tal colectivo.
En ambos casos los especialistas en marketing de sus respectivos equipos tomaron una de sus condiciones y las generalizaron. Convirtiéndolos en símbolos, en realidad no importa si cumplen las expectativas generadas sino si los colectivos a los que pretendían representar se sentían representados por ellos. Esa es la función del “Símbolo”.
Lo importante de los símbolos es que hagan su función y esa función es que haya consenso a la hora de sentirse identificado con él. Si no es así el símbolo no es correcto y tiende a su desaparición o sustitución por otro que cumpla ese objetivo.
En España existen dos símbolos que han suscitado enfrentamiento históricamente son: la bandera y la monarquía.
España tiene tres banderas con han mantenido enfrentados a buena parte de la población: la tricolor republicana, la roja y gualda con el águila de San Juan, utilizada durante la dictadura franquista y la roja y gualda con el escudo monárquico.
No pretendo analizar este asunto desde un punto de vista pasional, todo lo contrario, intentaré hacerlo desde un punto de vista objetivo (con todas las dificultades que ello conlleva).
Estos tres símbolos cumplen su función únicamente en una parte de la población, mientras unos se sienten representadas por una, no lo hacen por las otras dos. Por lo tanto ninguna de las tres cumple con la función simbólica de representar a la totalidad de la población española, (motivos y causas son merecedores de un análisis propio).
La situación de la monarquía es similar. Una monarquía impuesta y heredera del régimen dictatorial anterior, nunca ha sido sometida a referéndum (el propio A. Suarez reconocía que la habían colado por la puerta de atrás) y una parte de la población no se siente representada por la monarquía, por lo tanto si la función del rey es el de simbolizar la unidad de España, este objetivo no es conseguido ya que una parte importante no se siente representada por éste. Por lo tanto para validarlo como símbolo, debe ser llevado a las urnas, y su resultado aceptado por la totalidad de la población.
Para que un símbolo funcione necesita consenso y validación, mientras esto no suceda provocará la reacción contraria, rechazo y enfrentamiento.
Salud.