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San Fernando

“Halloween es celebrar la muerte y los cristianos celebramos la vida”

El Consejo de Hermandades designó este martes al sacerdote y vicario de la iglesia Mayor parroquial, Pedro Enrique García Díaz como pregonero de la Semana Santa 2016. Es un cura cofrade, que ha puesto en marcha distintas iniciativas con gran éxito y que goza de una gran admiración en San Fernando

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Pedro Enrique García Díaz, sacerdote y vicario de la iglesia Mayor parroquial de San Pedro, San Pablo y los Desagravios, fue nombrado el martes como pregonero de la Semana Santa de 2016. Llegó a San Fernando hace poco más de 3 años y lo hizo como un soplo de aire fresco. Pregonó a la Juventud Cofrade en 2013, presentó el cartel del Corpus Christi en 2014 y exaltó a la Eucaristía este mismo año. Pronto calaron sus dotes de comunicador y después de tres años le llega el momento del pregón de la Semana Santa 2016.
Sorprendido por la elección, tiene el difícil reto de hacer que el pregón no se convierta en una homilía, aunque rara vez ha ocurrido.

Ante todo enhorabuena.  Es usted el pregonero de la Semana Santa de 2016, un año importante por el 250 aniversario del municipio isleño. Dicen, además, que los curas para los púlpitos y los atriles para los pregoneros, pero ¿que vamos a  poder escuchar ese Domingo de Pasión de 2016?
—Sinceramente no tengo ni idea. No quiere decir que ese día vaya a improvisar el pregón, pero hoy por hoy, igual que no sabía que sería el pregonero, ni me lo imaginaba para el 16, tampoco sé que tipo de pregón. La gente me está aconsejando que sea yo mismo, que no renuncie a mi forma de comunicar, pero evidentemente, aunque yo tenga una experiencia mínima de pregón, no sólo en San Fernando, sino en Tarifa y en Vejer, algunas vírgenes de Cádiz como Salud y Victoria, pero esto es totalmente distinto. El pregón de la Semana Santa de San Fernando no es un pregón que puedas prepararlo en una semana, ni siquiera en un mes.

Usted es un sacerdote al que he tenido la oportunidad de ver trabajando en una caseta de feria, dando formación a los cofrades en las casas de hermandad, viviendo a los cofrades en la parroquia diariamente. Conociendo la aportación de las hermandades en la labor social y de culto, ¿qué va a significar esto en su pregón?
—Esa ha sido mi experiencia, osea que yo me basaré en esa experiencia para poder plasmar lo que quiero comunicar.  Lo que yo creo que haré es simplemente poner voz a aquellos que han querido ser pregoneros este año y no han podido por distintas circunstancias, y en su caso he estado yo ahí en la mente de los que me han propuesto, pero creo que lo importante de todo esto, es en esta vida, ya sea pregón, cualquier tipo de comunicación, un texto periodístico o género literario, es comunicar las vivencias que no ha tenido. Si yo por ejemplo he estado trabajando, desde que he llegado, con las cofradías y hermandades, no sólo a nivel de predicación en los cultos, sino a nivel también humano, o formación, yo creo que eso es lo que ha hecho que también hayan pensado en mi para esta misión tan difícil. Ahora mismo se me hace un mundo, una cuesta arriba. La gente me felicita y yo digo, bueno pues felicidades a ti, porque yo lo estoy pasando fatal. No lo digo con acritud, estoy muy orgulloso y me siento muy honrado que se haya pensado en mi, pero es cierto que yo reconozco algunas limitaciones por mi parte. Tres años sólo aquí en San Fernando. Es cierto que  siempre he sido cofrade y yo he nacido en una hermandad en Cádiz, las Angustias del Caminito; mi formación en el grupo joven de Columna, y demás experiencia, pero evidentemente la Semana Santa de San Fernando es todo un mundo, que una vida sola no bastaría para poder conocerla.

¿Qué impulsa a un joven a meterse en el seminario para elegir la difícil tarea de un sacerdote? ¿Cómo llega esa llamada?
—La llamada llega a través de la escucha atenta en tu interior de la voz de Dios, que llega evidentemente a través de las experiencias humanas y divinas que hayas tenido en la vida. Si yo de pequeñito he estado embobado, con 6 años, aunque no fuera muy practicante, ni yo ni mi familia, pero yo he estado embobado con la sombra del Medinaceli, paseando por la cuesta de Santa Cruz, eso llega hondo, eso quiere decir que ahí hay algo. Ahí te está hablando Dios en esa llamada. Porque yo podría haber estado embobado jugando con las colillas del suelo, pero es que yo me fijaba en la sombra del Medinaceli. Yo me fijaba en los pies de mi padre descalzos cuando iba detrás de la Virgen del Caminito y cómo él custodiaba la penitencia y las velas de las mujeres. Yo creo que la experiencia es fundamental en la vida para poder... Por eso me siento realmente un poco incómodo, porque reconozco que no tengo la experiencia en San Fernando como para poder ser portavoz de tantos cofrades, pero se intentará.

Echamos la vista a atrás y vemos en el pregón de la Juventud Cofrade a un sacerdote joven para hablarles a los jóvenes cofrades. ¿Ha cambiado mucho de tres años hasta ahora la juventud cofrade? -Para bien o para mal-.
—Creo que esto está en continua evolución. Habremos perdido algunas cosas, pero yo creo también que hemos ganado otras muchas. En tres años si ha habido evolución y yo creo que poniéndola en balanza, siempre a mejor.

Con la crisis económica tan fortísima de los últimos años, ¿la gente se ha agarrado más a la fe?
—Indudablemente. La crisis económica, social, la crisis de valores. No sólo la económica. Crisis a nivel humano, yo creo que ha hecho que la gente esté en búsqueda y en una población donde el 80 por ciento de la gente, tiene un vínculo muy directo con alguna hermandad o cofradía, pues la gente se ha acercado más, a sus imágenes, a sus titulares, a sus iglesias, a sus cofradías, a sus sacerdotes, y se ha acercado también a otras realidades. Otras realidades que buscan la espiritualidad y sentido de la vida y es trascendente.

Tras su experiencia en Vejer o Cádiz mismo. ¿Se diferencia la práctica del católico en San Fernando con respecto a otras poblaciones? ¿Es un fenómeno extraño tanta gente vinculada a las hermandades?
—Eso es lo que me asusta. A nivel socio cultural, creo que San Fernando sólo tiene una novia, y esa es la Semana Santa. Aunque pueda picotear con Feria y en Navidades, pero es distinto.Cádiz tiene Carnaval, Semana Santa y se dividen los amores, pero San Fernando vive la pasión de la Semana Grande. Para mí es un reto, eso lo tengo que plasmar en las palabras de mi pregón. 

Semana Santa es igual a cargadores, hermanos de fila, músicos, monaguillos o acólitos y curiosamente, usted ha trabajado mucho en esa Escuela de Monaguillos creada en la iglesia Mayor. Parece que está dando frutos ¿no?
—Ha dado frutos, sí. Pensaba que iba a hacer algo más a largo plazo, pero ya hay cuatro muchachos que han entrado en el seminario menor. Esto es fruto del trabajo y la dedicación pastoral, del esfuerzo y la oración de los sacerdotes de la iglesia Mayor, que estamos atentos al quite en este asunto. Ha dado muchos frutos. Hemos tenido campamentos de verano para chicos y chicas, hemos tenido rastros, para los gastos de este campamento y que los padres que están parados no tuvieran que hacer desembolso. Y esos gestos la gente lo valora.

En una de sus misas habló de la labor de los sacerdotes en el tema de los deshaucios. Hay muchos deshaucios con la crisis económica, y hay quien piensa que la Iglesia no hace nada o que debería hacer más. Sin embargo, la Iglesia si hace, pero se desconoce.
—Bueno, nosotros nos amparamos al evangelio que dice que no sepa tu mano derecha lo que da tu izquierda. No obstante, yo creo que también acogiendo el evangelio con la mano derecha, tenemos que saber que la misión profética de anunciar la verdad y denunciar las injusticias, tenemos también que ponerlas encima de la mesa. En ese caso puntual que me habla, ciertamente fue en una semana donde toda una familia se quedaba en la calle. Una familia que está asistida precisamente por las Cáritas nuestra de la iglesia Mayor. Sin decir nombres, porque hay que salvaguardar siempre la integridad de la familia, de los niños. Allí en la calle, había grupos de presión de todo tipo, signo político, color e ideología. El párroco pasaba por allí y yo escuché que se le dio un insulto al pobre hombre. No era el momento que la Iglesia estuviera allí presente. Sin embargo, a la semana siguiente, allí no había nadie. Y a la semana siguiente era el plazo para echarla. Y la familia se quedó en la calle. Si no hubiera sido por la iglesia Mayor, por su iglesia, ella es tan iglesia como cada uno de nosotros. Se hubiera quedado en la calle, sin embargo, esa noche y la siguiente durmió en hotel para que no tuvieran que dormir en la calle. Es cierto que hay mucha prensa en contra de cosas que, en teoría, nosotros hemos descuidado, como por ejemplo la asistencia, pero es cierto también que hay otras cosas que no se ven.  

Usted además es capellán de la residencia de ancianos del Patronato de San José, y con hermandades, cofradías y comunidades de la iglesia Mayor lleva tres años organizando un Belén viviente, que tien gran repercusión y cada año mejora.
—San Juan Pablo II, tenía una frase que a mí cuando la dijo, me impactó soberanamente, que era que el cristiano del siglo XXI está cansado de palabras, por eso mis pregones no son muy largos. El decía que teníamos que anunciar el evangelio con signos, con acontecimientos, con hechos, con gestos, con cosas que la gente viera, no sólo que nos escucharan predicar, y ahí nace la idea de hacer un Belén viviente. No copiar a Medina, no copiar a Arcos, simplemente, hacer un cartel anunciador de lo que era y es realmente la Navidad. 

Fortalecer por tanto el sentido de la Navidad.
—La Navidad no es otra cosa que la celebración que Jesucristo nace. No es que tenemos que hartarnos de polvorones, y tenemos que hacer una dieta específica a base de chocolates, pavo y demás. Sino la Navidad es que nace Jesucristo. No es que tenga que haber luces de colores en las calles, que por cierto no tienen nada que ver los motivos. No es eso solamente. El sentido verdadero es que Jesucristo nace, pero no sólo simbolicamente, nace de verdad. Entonces, ¿cómo hago yo que la gente lo vea? , pues hacer un Belén viviente de verdad, de carne y hueso.

Cada año va más gente a verlo.
—En los años anteriores ha sido un éxito. Más de 3.000 personas han pasado por el escenario del Belén viviente, que lo hacemos gracias a la dirección, del convento o del asilo, de la residencia de mayores de San José. Está hecho realmente para mis ancianos, pero no se le cierra la puerta a nadie.

Hablamos de signos y de ver. ¿Qué me puede decir del auge de Halloween en San Fernando? San José, patrón de la buena muerte, por una calle y por otra un diablo a ruedas. ¿Cómo una hermandad como San José ha tenido que suspender su rosario de ánimas en la víspera de Todos los Santos?
—La sociedad de hoy es fruto de todos los acontecimientos que estamos viviendo.San Fernando no está exenta, por mucho que sea muy cofrade ,  muy religiosa y popular, evidentemente no está al margen de lo que se está viviendo en la sociedad. La globalización hace que la fiesta de los muertos alcance cotas tan altas como para desbancar fiestas tan preciosísimas y antiquísimas como la de Todos los Santos. Se reúne la familia, los frutos del otoño, se comparte. ¡Los Tosantos en Cádiz, los Tosantos en San Fernando!. Las escenificaciones en la plaza de cochinos con gorra y con sotana. No sé cómo se ha vivido aquí, pero evidentemente tenemos una fiesta autonóma, propia, que tiene entidad suficiente como para poder celebrarla y disfrutarla más si cabe de lo que llamanos como fiesta de la muerte. Es celebrar la muerte y nosotros los cristianos, no celebramos la muerte, celebramos la vida.

Su designación no ha provocado opiniones contrarias ni muchas. Pocas pero muy significativas. He podido comprobar como gente que va a misa casualmente se queda impresionado con su facilidad de palabra, que hasta en un entierro, sus palabras reconfortan a los familiares y salen fortalecidos psicológicamente. ¿Hasta qué punto son importantes las palabras de un sacerdote en estos duros momentos?
—Es bueno saberlo. Es una misión difícil. En la capilla del tanatorio tengo la ayuda inestimable de mi compañero Bernardo, párroco de la Inmaculada de la Casería, y entre él y yo, estamos cada uno una semana, estamos en una misión muy difícil. Me alegro saber que haya fortalecido psicológicamente a familias, pero he tenido de todo. Cuando una persona se encuentra ante el horrible momento de la muerte de un ser querido, lo ve todo negro. Entonces tu tienes que tener la psicología suficiente para saber qué palabra, o mejor qué palabras no tienes que decirlas. Para mí es una hernia de hiato continua, tener que afrontar esta misión tan difícil, pero no todo el mundo queda contento. Yo he tenido hasta cartas de reclamaciones y todo ¿eh?

El don de la fe no es algo que tenga todo el mundo ¿Pueden llegar esas reclamaciones por ahí? He sido testigo de cómo gente considerada sin fe ha esperado incluso que se abran las puertas de la iglesia Mayor para entrar a ver al Santísimo, al Nazareno o para escuchar la primera misa.
—Creo que es Dios el que va actuando y creo que pone en palabras torpes una luz especial para que la gente capte algo que incluso a mi se me escapa. Creo que siempre es mérito de Dios el que la gente se pueda acercar a la luz de Dios o de la Iglesia o al calor de unas palabras cercanas.

Volviendo al tema cofrade, hay besamanos y besapiés llenos de público y sagrarios vacíos de público. ¿Cómo se llega a esto?
—Esa es una de mis homilías preferidas. Si quiere la digo en 30 segundos. El ejemplo más ilustrativo que se me ocurre es ir a visitar a tu madre, entrar por el pasillo de la derecha antes de ir a la habitación de tu madre,  y mirar la foto de tu madre casada y darle un beso y decir que guapa es. Y seguir andando y te encuentras otra imagen de tu madre biológica en un momento de vacaciones con tu padre, con los niños alrededor y ver que ahí a lo mejor no te gusta tanto, pero la quieres, y sigues andando y cuando llegas justamente a la habitación,-que es el sagrario-, donde realmente está tu madre, lo mismo ni la saludas. Qué puede pensar tu madre, pues que está totalmente chalado. Aún así, con esto que digo, yo no estoy en contra de que la gente rece. Al menos le reza a una imagen. Una imagen que representa al que está en el sagrario o la que está asumta al cielo. Por lo menos algo hay. Y esa imagen que me gusta de mi madre, en esa fotografías, si alguien me dice que no le gusta o la rompe, yo con esa persona me pongo en afrenta. No admito que lo que representa mi madre la gente lo castigue. Yo soy un defensor a ultranza de mi Semana Santa, de mis imágenes. Al fin y al cabo la figura de Cristo en la cruz se da como catequesis, que recordemos y nunca olvidemos lo que él hizo por nosotros. Me encantaría que fueran antes al Señor de la Casa, -por el sagrario-, pero si no puede ser así, será poco a poco.

Como sacerdote de la iglesia Mayor ha celebrado eucaristías incluso en casa de hermandad, acompaña a las hermandades. ¿las cofradías de San Fernando dan el testimonio que tienen que dar en la calle, o se está empeorando con los años?
—Creo que hay hermandades y hermandades, y dentro de las hermandades hay nazarenos y nazarenos. Evidentemente, todos los sacerdotes del mundo dan el ejemplo, para nada. Todos los padres de familia dan el ejemplo, tampoco dan el ejemplo. Y muchísimo menos en San Fernando. Somos muchos los que nos vestimos con hábito nazareno. Alguno de ellos tendrá que meter la pata. Y no es que yo los disculpe, pero evidentemente en el Año de la Misericordia, tengo que justificar de alguna manera, que necesitan formación, acompañamiento, de una palabra que les vaya indicando, de por qué se viste el hábito nazareno, de cómo llevarlo, por qué hay que llevarlo. Creo que esa es misión pendiente de muchas hermandades y van encaminadas a conseguirlo.

Hablaba el obispo Rafael Zornoza en la presentación del Plan Pastoral 2015/2016 de la importancia de la formación. Efectivamente sin formación se pierde terreno y no hay base para defender en lo que uno cree.
—Toda formación es buena. Nunca está de sobra aprender. A nivel catequético, litúrgico, pastoral. A nivel caritativo. Yo quisiera poner un ejemplo, porque he estado presente, en la formación que ha llevado este año para sus hermanos, la hermandad del Nazareno. Ha sido ejemplar, de culminar la formación con una eucaristía en la sede. Creo que eso nunca se ha dado y creo que todas las hermandades. No sólo hay necesidad de culto, sino también de formación, porque si no sabemos lo que hacemos, no tiene sentido.Si vamos y encontramos gente en una junta de gobierno que no tiene fe o que presume encima de que no tiene fe, es porque ahí falla algo. Yo creo que la formación va a purificarnos mucho en las hermandades.

Hablando de la hermandad del Nazareno, ¿Hasta qué punto es normal 923 votos en un cabildo y 700 personas en el estadio de Bahía Sur para ver al San Fernando CD?
—El Nazareno no es cualquier hermandad, empezando por ahí. El Nazareno mueve mucha devoción. Lo primero es que hay gente que está esperando que se abra la puerta de la iglesia Mayor para ir a rendir cuentas con el Nazareno. Empezando por ahí, y terminando en que se le pone mucho corazón. Que haya 900 personas que vayan a votar es porque le importa su hermandad. Querían participar activamente en el futuro de su hermandad y espero que en la próxima vez que haya cabildo, haya o no haya dos listas, vaya también tanta gente.

Insisto, ¿qué linea tendrá el pregón?
—De verdad que no tengo una idea ahora mismo concebida. Sé que tiene que ser ameno, sé que tiene que ser contundente y decir lo que tengo que decir y no enredarme en florituras. Sé que tiene que haber poesía en mi pregón, que tiene que haber prosa, sé que tiene que haber corazón, tiene que haber experiencia, sé que tiene que haber emoción, pasión, historias.... y yo creo que el tema de que cada vez que la gente se pone con las orejas avizoras, pensando que un cura, seguro a tostonazo, a homilía, yo creo que es sobre todo por el tema moral. Porque piensan que los sacerdotes estamos continuamente haciendo hincapié, sobre todo en nuestras homilías, a temas morales. Los temas morales del amplio círculo de opciones, es una. Hay otros temas, sobre todo formativos, de liturgia, de catequesis, de alabanza, de petición. Yo creo que mis homilías, el 90 por ciento de ellas no contienen temas agresivamente morales. Alguna vez si he tenido que levantar el dedo, pero también se me perdona porque después cuento un chiste o canto una canción. No se confundirá con homilía.

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