El director de la revista La Fragua, Carlos Rey, fue el encargado de abrir un acto que estaba programado con sencillez y al que se fueron sumando iniciativas que no estaban anunciadas pero en las que los autores han trabajado duro durante muchas semanas.
Rey explicó el porqué de un premio que lo que busca es agradecer a los grandes del cante, del baile y del toque su contribución al flamenco, de la misma forma que la propia revista, la Venta de Vargas y la empresa Flamenco de la Isla de han unido para devolver al flamenco parte de lo que el flamenco le ha dado a esta tierra.
Lolo Picardo, gerente de la Venta de Vargas, explicó como se ha llegado al personaje de este año que recibió el galardón Leyenda del Flamenco acompañado por familiares, amigos, artistas como Paco Cepero y Racapino, dos de sus predecesores en el premio y con comenzó todo con una sorpresa para Curro Malena, el homenajeado, al ponerse delante de él su hermana Isabel Carrasco y cantar soleá por bulerías con sello de la casa, pero con la sapiencia de los años. “Por todas las veces que tú me has cantado a mí”, le dijo a su hermano.
El acto, que contó con la presencia institucional de la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada; el primer teniente de Alcaldía, Francisco Romero; la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Lebrija, Tamara Carrasco y el delegado del Cultura del Ayuntamiento de San Fernando, Juan José Carrera, entró en la parte más emotiva con la intervención de Agustín Benítez, de Chiclana, promotor de la peña del cantaor en la ciudad vecina y luego Peña Amigos del Cante.
Benítez le entregó a Curro Malena una foto enmarcada del homenaje que le hicieron en Vejer en la que están Curro Malena, la representante de la peña vejeriega Aguilar de Vejer y Agustín Fernández.
La incertidumbre llegó cuando le tocó el turno a José María Herrera, quien en vez de irse hacia el escenario se fue para la calle ante la sorpresa de todos. Luego llegó con azulejo con el rostro de Curo Malena que será colocado en la Venta de Vargas, junto al de Camarón, también del mismo autor lebrijano.
Se trataba de un detalle de la familia de Curro Malena hacia el homenajeado y además “un orgullo para mí que otra obra mía esté en la Venta de Vargas”, dijo el autor.
También Bodegas González Palacios de Lebrija se quiso sumar al homenaje, como se suma a todo lo que suena a flamenco, imponiéndole a Curro un catavino de oro con el nombre de la marca. Y lo hizo Jesús Vélez en representación de la familia.
Antonio Atienza fue el encargado de hablar sobre Curro Malena, lo que ha sido su vida en el flamenco y lo que representa, la decisión de tomó de mantenerse en la línea pura en vez de apuntarse a otras corrientes y el hecho de que a pesar de no ser un cantaor mediático, haya estado durante más de veinticinco años en los carteles de los principales festivales entre las grandes figuras del cante. Como lo que es.
Y hubo más cante después de que al alcaldesa de San Fernando le entregara el premio, en este caso se lo llevara a su asiento toda vez que Curro Malena sufre una apoplegía que lo apartó de los escenarios cuando tenía para diez o quince años más de carrera.
El cantaor jerezano Mateo Soleá le dedicó a Curro una seguiriya acompañado a la guitarra por Antonio Moya, antes de que tuviera lugar el fin de fiesta. Primero con el propio Mateo Soleá, luego con Pauli Malena, Carolina y Jesús Castilla y luego cambio de guitarristas –a Antonio Moya se había sumado Antonio Carrión, uno de los guitarristas habituales de Curro- para entrar Antonio Malena y su hijo –nieto de Curro- Currito Malena. Y ahí fue cuando sonó Lebrija, con su toque por bulerías al golpe, la voz de Isabel Carrasco y la satisfacción de todos por haber hecho justicia, por quinta vez, a otra Leyenda del flamenco.
